Dicho en palabras de López Obrador: “El cacicazgo dura hasta que el pueblo quiere”. Y el pueblo ya no quiere. Al pueblo se le agotó la paciencia. Está decidido a ponerle fin al cacicazgo cuenista en Sinaloa. Quien se dio cuenta y le dio voz, fue el candidato sinaloense al Senado por Morena, Enrique Inzunza Cázarez.

“La gente no quiere saber nada del PRIAN, pero tampoco del PAS porque extrae recursos de la UAS”. Nada descubre el candidato, pero los aplausos y los vítores que ha provocado en los mítines con su discurso en contra del cacicazgo y el secuestro universitario por parte del PAS, son la sublimación del sentir de la gente.

Inzunza Cázarez se ha decidido a ponerle nombre y apellido a quienes le tienen campaña negativa en contra. Ha hecho caso omiso de los ataques que al ser sin sustento han resultado estériles. En contraparte, se ha dedicado a hacer una campaña a ras de suelo, de contacto y al encuentro con la gente. A lo largo de más de la mitad de lo que él llama “travesía cívica” ha encontrado respaldo en el pueblo, en los suyos.

La fuerza que da la gente es tal, que sin tapujos se ha animado a vaticinar que el Partido Sinaloense perderá su registro. El regente pasista no perdió tiempo y se enganchó de inmediato. Ahí comenzó a terminar de perder una batalla que el 2 de junio tendrá uno de sus puntos definitorios.

El dirigente del PAS utiliza a la Universidad para sus propios fines. La comunidad universitaria lo sabe. Al final, quien pudiera ser diputado federal será Cuén. Quien estaría logrando su cometido, es únicamente el líder pasista.

Las pocas oportunidades y las candidaturas del PAS son para los amigos de Cuén. 7 de cada 10 candidatos de ese partido cobran sueldo en la UAS. Con ese lapidario dato, osan decir que el PAS no está ligado a Casa Rosalina.

Por su parte, la base, los universitarios obligados a militar en el PAS, seguirán esperando las migajas que el grupo político de Cuén, Madueña y compañía les concedan. Esos universitarios también son pueblo, y también tienen agotada la paciencia. Esperan la oportunidad de liberarse del yugo que “el maestro” les ha impuesto.

Héctor Melesio Cuén vive en una burbuja. Me parece la metáfora perfecta porque esa burbuja ha de reventar en cualquier momento. Su grupo político libra batallas en diversos frentes. En el Congreso luchan contra la voluntad del pueblo por reformar la UAS. Al interior de la Universidad, la disidencia crece día con día con el hartazgo y el uso político de la institución.

Las batallas más complejas, son las legales. Vinculados a proceso el ex rector Madueña, el actual encargado de despacho, el comité de adquisiciones y el Héctor Cuén hijo, han utilizado todas las argucias posibles para no acudir a las audiencias. La prensa que también es pueblo, se ha cansado y ya considera una burla la estrategia dilatoria. Sabedores de que Cuén y los suyos buscan politizar los asuntos, en el Poder Judicial han sido flexibles. Pero también son pueblo y tienen sus límites, acabarán aplicando la ley.

Al pueblo se le agotó la paciencia. “La gente no quiere saber nada del PRIAN, pero tampoco del PAS porque extrae recursos de la UAS”.

Enrique Inzunza Cázarez, cercano a la gente
Enrique Inzunza Cázarez, cercano a la gente

Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx