Sonora Power

Ya es 3 de mayo y eso significa que el día de la elección está a la vista, solo 4 domingos nos separan de ese momento en el que los ciudadanos tenemos que decidir el sentido de nuestro voto, en un acto de responsabilidad fundamental, que hoy nos habla de la esencia de un país con una democracia incipiente, donde mucho del futuro depende justo de esa decisión que tomemos.

Yo mi voto lo tengo muy claro, he decidido votar por Claudia Sheinbaum Pardo y la razón de fondo es clara:

Quiero que continúe el proceso de transformación que inició hace casi 6 años de manera efectiva con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador.

No se trata de un voto por capricho o desinformado, de hecho es conocida mi abierta simpatía por el presidente de la república, ya que personalmente me encargue de írselo a decir en una de las conferencias mañaneras.

Se trata entonces de un voto razonado, de confianza hacia la persona que es la sucesora y heredera política del lopezobradorismo y quien lleva sobre su ser, una enorme y pesada carga.

Hay muchas esperanzas y expectativas colocadas sobre la doctora, quien ahora deberá corresponder con hechos a lo que yo veo desde ya como una definición mayoritaria del pueblo de México a su favor.

Para empezar creo que ella tiene el diagnóstico correcto y la visión exacta del rumbo que debe seguir el país, sabe que la transformación debe profundizarse para sacar a un número mayor de personas de la pobreza. Es muy importante que este país pase de ser uno de desigualdades a uno de derechos.

Creo que el rumbo que lleva el país en este momento es el correcto. Promover la movilidad social a partir de los apoyos económicos, hoy llamados “Programas de Bienestar” es una política que pone los recursos públicos que en el pasado se perdían en el laberinto de la corrupción, en manos de sus legítimos propietarios (es decir los ciudadanos) es un acto de justicia social.

Pero más allá de eso, se trata de una estrategia de desarrollo económico, pues busca ensanchar el mercado interno, y crear a partir de un número mayor de consumidores una economía más fuerte y sana.

La estrategia se complementa con la muy necesaria política de incremento al salario que promueve el gobierno de la 4T, sin consumidores México se estaba convirtiendo en una economía en parálisis, donde solo 30 millones de mexicanos teníamos acceso a satisfactorios y los restantes 100 millones estaban condenados a ser eternamente pobres, pero además, el país no resultaba tan atractivo para la inversión, como no fuera para traer empresas que explotaran la mano de obra barata.

Hoy en día México vive una explosión en inversiones a partir de sus muchos atractivos, y uno de ellos es el consumo interno y claro está, las ventajas competitivas de que dispone el país.

El otro punto en la estrategia es la inversión de los recursos públicos con proyectos de infraestructura, que generan empleos y al mismo tiempo impulsan la competitividad del país, e incluso de regiones que en el pasado no estaban en el mapa de la inversión internacional.

Esa estrategia es la que debe persistir, no la de los amigos y la corrupción, no la del entreguismo al interés extranjero.

Por eso veo con mucha simpatía también el sentido nacionalista que imprime la doctora a su visión.

Claudia Sheinbaum se dice orgullosa de defender el legado de López Obrador y se dice además honrada de ser la elegida para continuar con su obra; entre los opositores se ha intentando criticar a la doctora por eso, sin embargo es justamente lo que el electorado quiere escuchar, porque se necesita de una persona que continúe y fortalezca la obra emprendida en estos años, que no de marcha atrás, que no zigzaguee pensando en quedar bien con tal o cual interés.

Creo que entre los que aspiraron a la postulación como precandidatos presidenciales de Morena, Claudia es la única con la integridad intelectual y el pensamiento que la hacen la legitima sucesora.

Ella consolidará la obra del presidente y logrará lo que él no pudo hacer. El propio López Obrador lo ha dicho en varias ocasiones: “Ella es mejor” y es que Claudia Sheinbaum tiene una sólida formación académica y una trayectoria impecable en la política, es una persona firme en sus convicciones y con un claro pensamiento orientado hacia la izquierda social, que busca el bienestar de la mayoría de los mexicanos.

Hace algunos meses el presidente lo puso claro, recordó el dilema de Lázaro Cárdenas eligiendo sucesor, pensando entre Manuel Ávila Camacho y Francisco Mújica y eligiendo al primero, lo que fue a su juicio un error, pues no se continuó con su obra social, ni con su visión de país.

A la vuelta de 84 años, él se vio en el mismo dilema y dejó que fuera la voz del pueblo la que decidiera, ya que como el mismo dice: “El pueblo no se equivoca”.

Mi voto es por Claudia Sheinbaum y las razones son claras, creo en ella como persona, creo en su trayectoria y en su integridad, de hecho veo reflejados en ella mis empeños de joven, mis sueños de ciudadano que quiere un país próspero y orgulloso, y mis anhelos de adulto, que espera un mejor México para las generaciones que vienen.

Solo Claudia Sheinbaum puede garantizar ese paso decidido al frente, solo ella puede garantizar la continuidad.

Por eso, sin titubear lo digo y lo repito: mi voto es por Claudia, porque quiero un México del que pueda seguir sintiéndome orgulloso.

Correspondencia a demiandu1@me.com | X: @Demiandu

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