No resulta en estos tiempos sorpresa para nadie que la mayoría legislativa de Morena, con el respaldo voluntario o forzado de la presidenta Claudia Sheinbaum, se empecine en la destrucción de todos los contrapesos del Estado mexicano, desde el Poder Judicial hasta los organismos autónomos.
Sin embargo, aún les queda algo por destruir: la autonomía de la UNAM. Sí, sin el ánimo de sonar catastrofista, la Universidad Nacional se presenta hoy como el último –o uno de los últimos– baluarte de la independencia frente a un régimen voraz que no escatima esfuerzos para desmantelar la democracia constitucional.
Si miramos la historia reciente de las relaciones entre la autoproclamada 4T y la UNAM se puede ver una buena serie de indicaciones que apuntarían a que esta institución no está lejos de convertirse en víctima del autoritarismo.
El lector seguramente recordará algunos “errores” cometidos por el régimen en el momento de reformas constitucionales que modificaban el artículo tercero constitucional o que tenían que ver con el presupuesto de las universidades públicas.
El primero fue el intento perpetrado por AMLO y la mayoría morenista en 2018 de cargarse la autonomía universitaria consagrada en el tercero. Según trascendió en aquel año, el Congreso reculó derivado de presiones venidas de otras voces. A la postre, Morena se limitaría a la abrogación de la reforma educativa de 2013.
Otro elemento han sido las reiteradas descalificaciones del régimen contra la universidad. Lo hizo AMLO cuando acusó a la institución de haberse “hecho de derechas”.
Esta semana, en el marco de la presentación del Proyecto de Presupuesto, Hacienda había hecho recortes al presupuesto de la UNAM. Sin embargo, el gobierno, tal como sucedió en 2018, reculó e informó que se había tratado de un error.
Y en días recientes, la presidenta Sheinbaum se ha envuelto en una controversia en torno al financiamiento de las llamadas “Universidades del Bienestar” que no son más que un fraude educativo perpetrado contra los estudiantes que, por motivos de diversa índole, no pueden acceder a un sitio en una universidad pública nacional o estatal.
No, la UNAM no gusta nada a la 4T. Esta universidad, orgullo del país en tanto que institución que se mantiene a la vanguardia en materia de investigación y enseñanza en México, parece estar hoy bajo asedio de un régimen autoritario que hará lo que le convenga para consumar la aniquilación de la democracia constitucional.