Ha pasado un año de la histórica elección de 2018. Muchos sucesos han ocurrido desde entonces, cada quien debe juzgarlos según su criterio. 

Unos dirán que el Presidente López Obrador está cumpliendo el papel histórico que debía jugar y lleva ya a México rumbo a su cuarta transformación. Otros dirán que se sienten decepcionados, que la elección obedeció más al hartazgo de la clase política tradicional que a la simpatía del pueblo para con el proyecto de nación que él representa. 

Lo que nadie puede decir es que hoy México es el mismo del 30 de noviembre de 2018. Y es que la Presidencia de México tiene prisa en cumplir sus programas, así lo ha expresado el mismo Presidente. 

En siete meses de administración hemos sido testigos de un proceso de destrucción creativa. Se han eliminado programas de gobierno para crear nuevos, se han cancelado políticas políticas para dar paso a nuevas, incluso se ha ido un proyecto de aeropuerto para ser reemplazado por otro.

Se acabó la luna de miel

Pero en estos siete meses también se nos fue la luna de miel. Julio de 2019 está marcando un punto de referencia en la historia del gobierno del Presidente Andrés Manuel por dos motivos: porque por primera vez tiene una aprobación menor al 50% y porque es la primera vez que su aprobación es inferior a su nivel de votación.

Atrás quedaron los setentas y sesentas por cientos de aprobación. ¿Es para rasgarse las vestiduras? Para nada. El Presidente aún goza de buenos niveles de aprobación, ronda desde hace un mes el nada despreciable 50%. Lo cierto es que ya no estamos de luna de miel. 

Toda buena luna de miel debe tener su infinita dosis de alegría, unas ganas de vivir así eternamente y una pasión desbordada que borre cualquier imperfección. Y hoy lo que encontramos en la más reciente encuesta de México elige es que ni todo es alegría ni quisiéramos seguir viviendo así eternamente, ni mucho menos hay un olvido de los posibles errores del gobierno. 

Son muchos los datos relevantes que nos arroja este estudio de opinión pero destacaré solo algunos:

La aprobación del Presidente AMLO es de 46.9%.

Respecto el mes anterior (junio de 2019) presenta una caída de 6.4 puntos, la segunda mayor caída en lo que va del sexenio. La mayor fue en mayo de ese mismo año cuando perdió 7.1 puntos.

50.2% de los ciudadanos mexicanos votarían en 2021 para que el Presidente dejara el gobierno. Un 46.2% votaría por la permanencia. 3.6% está indeciso. Es decir, la moneda está en el aire.

Solo el 29.2% de los mexicanos votaría por AMLO para Presidente 2024-2030. El 53.4% jamás lo votaría para un nuevo periodo. Me detengo aquí porque la pregunta ha causado polémica. Esta pregunta se hace no porque pensemos que existe posibilidades de una modificación constitucional que permita la reelección; la hacemos porque es una manera más de medir la intensidad de sus simpatías. Lo que nos deja ver el resultado es que hoy su voto duro, su base, se encuentra aproximadamente en los 30 puntos.

Si la elección de 2024 se realizara hoy, MORENA sería el partido ganador con el 40.6% y una ventaja de 17.2% sobre el segundo lugar (Acción Nacional). Pero este nivel queda lejos de ese 62.0% que obtuvo en febrero de 2019, e incluso queda lejos del 53.2% de julio de 2018.

La pregunta ahora es, ¿qué sigue después de la luna de miel?

Bienvenidos al matrimonio

Cuando se nos acaba la luna de miel debemos volver a lo que será nuestra nueva realidad. Algunos lunamieleros después del viaje regresan y apenas comienzan a planear qué será de su vida como pareja, donde vivirán, qué metas en común tienen y demás. Otros al regresar ya tienen listo su nido de amor y cada uno sabe el papel que debe cumplir para que los sueños que tienen se hagan realidad.

Que se acabe la luna de miel no es malo, ni bueno, si no todo lo contrario. Todo depende de qué tan preparados estábamos para que terminara. 

No sé si el Presidente AMLO y su equipo estaban listos para que la luna de miel terminara en este momento. Creo que sí están listos. Espero por el bien del país y los mexicanos, que así sea. 

Pero también espero que estén conscientes de que el viaje de ensueño ya terminó. No deben gobernar pensando en que siguen teniendo una altísima aprobación, sería un error grave para todos. 

Para que toda estrategia de gobierno o de campaña funcione deben existir dos puntos clave: el objetivo al que queremos llegar y el punto de partida. Lo que ofrecemos con esta encuesta es solamente un dato más, una fotografía del momento.

Siete meses después del inicio del gobierno la gente empieza a querer resultados y cuando hablamos de resultados tenemos que volver la vista forzosamente al mexicano como individuo. Recordemos que cuando una persona emite su voto en las urnas lo hace pensando en ellos mismos, en los resultados que esperan de esa opción.

La gran bandera del Presidente López Obrador ha sido la lucha contra la corrupción y tiene ahí su principal fortaleza. Tan exitoso ha sido en la comunicación de ese tema que hoy solo el 20% de los mexicanos piensa que ese es el principal problema del país, es decir, reconoce que el Presidente ha tenido éxito en esa lucha.

Pero si bien la corrupción ha caído como principal problema del país, otras son las preocupaciones de los mexicanos, principalmente aquellas que tienen que ver con la inseguridad. Por eso el gobierno debe voltear a ver esta realidad que presentamos en México Elige, porque debe atender esa problemática de forma eficiente.

Como todo buen mexicano mi mayor anhelo es que le vaya bien a mi México lindo y querido y para eso necesitamos que le vaya bien al Presidente. Por eso esta alerta que vemos hoy debe ser atendida. Recordemos que uno de los secretos principales para un matrimonio es la comunicación efectiva, vale la pena hacer el ejercicio de oír a todos.

La historia juzgará

Muchos se podrá polemizar sobre la encuesta de México Elige, ese no es ni nunca será su objetivo. Como todo buen estudio de opinión pública lo que buscamos es acercarnos a conocer, mediante la estadística, la realidad.

Lejos del ruido y la grilla, estoy seguro es que el Presidente Andrés Manuel sabrá leer correctamente estos resultados e intentará hacer lo que es mejor para nuestro país, desde la perspectiva de su cuarta transformación. Y lo digo convencido porque si algo nos ha demostrado AMLO es su enorme pasión por la historia.

Ese amor a las grandes transformaciones debe guiarlo permanente a un buen gobierno. Supongo que ningún Presidente de México quiere salir por la puerta trasera, su máximo sueño debe ser salir en hombros por la puerta principal, con un alto nivel de aprobación y un gran orgullo de lo realizado.

Ese es también mi deseo como buen mexicano: tener un gobierno que escuche, que incluya y que resuelva, un gobierno del cual sentirme orgulloso.