Entre los muchos retos que tendremos que asumir para hacer frente a las consecuencias de la pandemia, habrá que tomar muy en cuenta todos aquellos relacionados con la educación, y muy en particular, con la educación que reciben las niñas y niños de los segmentos sociales más vulnerables, que, en medio de las crisis que vivimos (sanitaria, social, económica, ambiental, etcétera), serán aún más vulnerables.

Es evidente la complejidad de tomar clases a distancia y aún lo es más cuando pensamos en las condiciones en que las reciben millones de niñas y niños que viven en condiciones de pobreza, marginación o lejanía. Niñas y niños que difícilmente tienen acceso a internet o a los dispositivos que permitan asumir que recibirán una educación de calidad que en nada difiere de las que puedan recibir niñas y niños de otros segmento socioeconómicos.

También es evidente que la educación implica un desafío de tal magnitud que es imposible que solo el gobierno baste para hacerle frente, y que será necesario el compromiso y participación de la sociedad para evitar que la educación sea un factor que ponga un ancla a las posibilidades de movilidad social de millones de niñas, niños y jóvenes.

Es momento de recuperar experiencias de responsabilidad y compromiso social relacionadas con la educación, justo como la que representa la Fundación Educa, que justo acaba de cumplir 25 años de trabajar dando educación de calidad a niñas, niños y jóvenes de grupos vulnerables.

Han sido 25 años de labor incansable para un proyecto que nació como iniciativa de un grupo de muy jóvenes estudiantes, y que aún en este complejo año 2020, ha tenido la capacidad de beneficiar a 17,248 niñas y niños, movilizando para ese fin todo tipo de recursos y la participación de 1,348 maestros.

El objetivo era simple y claro: participar a través de la educación en la construcción de un México más equitativo y más justo. Un mejor país, según señala el fundador de la Fundación, Iñigo Orvañanos Corcuera, en que todas las niñas y niños tuvieran las mismas oportunidades.

Todo empezó unos años antes del nacimiento de Educa, cuando siendo aún estudiante de secundaria, Iñigo, hoy dedicado al desarrollo inmobiliario, fue parte de un grupo de estudiantes y maestros que fueron a trabajar por una semana al municipio de Zautla, en la Sierra de Puebla, como voluntarios en el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder).

Fue una experiencia transformadora que les reveló la importancia de la educación y las barreras que muchos enfrentan para tener acceso a ella, porque las niñas y niños que acudían a ese centro venían de pequeñas y alejadas rancherías habitadas por personas de muy bajos ingresos y en las que no había escuelas, de modo que para muchos, la única oportunidad de continuar estudiando era siendo alumnos de esa institución, que era escuela e internado.

La experiencia lo marcó y le despertó la idea de crear una Fundación, pero también le hizo ver la importancia de crear condiciones que permitieran garantizar las capacidades que hicieran posible que esa nueva institución pudiera mantenerse, fortalecerse y crecer a lo largo del tiempo, lo que lo llevó a crear un grupo de entusiastas, que posteriormente serían cofundadores de Educa, y a que juntos se capacitaran en temas que iban de la visión y estructura necesarias para operar una institución educativa, a la capacidad de procurar y administrar los recursos que ello implica

Así, el 31 de agosto de 1995 nació Fundacion Educa, con el entusiasmo de la juventud y el compromiso con las niñas y niños mexicanos. Pero también, con una estructura que le ha permitido cumplir con su objetivo, aprender, fortalecerse y crecer.

Durante sus 25 años de vida, Educa ha madurado y crecido como organización, tomando para ello la fortaleza de colaboradores, consejeros, donantes, aliados, e incluso de quienes han sido alumnos de las escuelas apoyadas por la Fundación.

En estos 25 años las metas no han cambiado, aunque se han ido consolidando y renovando con base en el objetivo de mejorar la calidad educativa en beneficio de las niñas y niños de la Red Educa: “Fortalecer escuelas comunitarias de la sociedad civil que atienden a sectores de la población de escasos recursos”.

25 años han sido una historia de esfuerzos que han hecho posible multiplicar historias de éxito entre las niñas y niños que han sido parte de un proyecto cuyo alcance se extiende a 95 escuelas en 16 ciudades del país, beneficiando a 44,000 estudiantes, padres de familia y maestros.

Las escuelas que quieran recibir los apoyos de Educa deben cumplir con objetivos sencillos y claros, ya que el proceso de selección considera escuelas de la sociedad civil que trabajen con niñas, niños y jóvenes de escasos recursos, que no sean lucrativas y que tengan como mínimo dos años operando.

Y bueno, aun en tiempos tan difíciles como los que estamos viviendo, las fiestas de fin de año y el Día Internacional de la Solidaridad, que se conmemoró apenas el fin de semana, dan pauta para invitar a que quienes puedan hacerlo, apoyen a Fundacion Educa y se sumen con ello a un proyecto educativo que busca un objetivo que hoy tendría que ser prioridad, construir un mejor país, un país justo y equitativo.

* Horacio Urbano es fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas de desarrollo urbano, sector inmobiliario y vivienda.

@horacio_urbano