Releyendo lo que señaló la Auditoría Superior de la Federación en su informe "Áreas de Opacidad y Riesgo en el Estado Federal Mexicano“ del año 2009, es ignomioso recordar que ya desde entonces, las oprobiosas condonaciones y devoluciones fiscales, otorgadas por los corruptos gobiernos conservadores del PAN y del PRI a las grandes corporaciones empresariales (efectuadas en el periodo 2001–2005): "superaron en 216.0% al incremento en la inversión privada, lo que en principio cuestiona la hipótesis de que una menor tributación, como en rigor implican las devoluciones (y condonaciones), libera recursos a los particulares para incrementar la formación bruta de capital".
Más de una década después de lo referido (lo cual se fue agravando cada vez más y más), y tras el arribo democrático al Ejecutivo Federal -junto con una mayoría progresista simple en el Legislativo y con cambios importantes para bien en el Judicial- del líder político de izquierda más importante del país desde tiempos del Gral. Lázaro Cárdenas, es cuando podemos afirmar -con certeza- que esos antiguos privilegios fiscales para unos cuantos macro grupos empresariales: ¡Se han terminado durante el gobierno del Presidente Andrés Manuel!
Ya que esos millonarios adeudos fiscales (más de 50 mil millones de pesos tan sólo a pagar en el 2020), que antes se diferían por años y que más adelante eran condonados por parte de los anteriores y nefastos gobiernos neoliberales (en favor de grandes conglomerados empresariales como Walmart, Bancomer, IBM, Telcel, Aeromexico etc); hoy gracias al liderazgo, firmeza y visión en pos del interés del bien público de la nación, del gobierno democrático de Andrés Manuel: se están cobrando y pagando a la hacienda pública mexicana por parte de esos grandes macro grupos (ojo: hasta ahora se han pagado más de 30 mil mdp y antes del término de este año deberán quedar totalmente saldadas sus respectivas deudas para que el próximo año -y los que siguen- paguen lo que proporcional a sus cuantiosas ganancias les corresponda según la tasa del ISR causado).
Por ello, desde hace tiempo era evidente (al revisar la realidad de la política fiscal, los modelos tributarios de México y de otros países miembros de la OCDE, además de los regímenes especiales/privilegios fiscales existentes en nuestro país): que de muy poco serviría elevar la tasa tributaria del ISR a estos llamados grandes contribuyentes, si antes no se hacía efectivo su cobro. Y esto último -como hoy lo estamos viendo- es justo lo que está realizando el Gobierno Progresista del Presidente Andrés Manuel: haciéndoles cumplir a estos grandes corporativos sus obligaciones fiscales ante la ley y ante la Hacienda Pública mexicana vía su Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Por ello, muchos también teníamos claro, que antes siquiera de pensar en crear un supuesto nuevo impuesto a la riqueza (debatible), era mejor que primero que nada esos macro grupos pagarán sus adeudos fiscales como lo están haciendo, por qué actualmente: simple y sanamente se está iniciando -poco a poco- la construcción de un verdadero Estado social y democrático de derecho, que les está instando a cumplir con sus contribuciones tributarias más básicas y elementales.
En concreto, eso es lo que se conoce y se denomina como eficiencia recaudatoria progresiva de parte del brazo técnico, legal y administrativo recaudador del Estado mexicano: el SAT.
Así que redondeando la idea general, podemos ver que en México (bajo el gobierno del Presidente Andrés Manuel), un ejemplo de política (fiscal y social) redistributiva: es justamente la prohibición constitucional de las insultantes condonaciones fiscales a los grandes macro grupos empresariales sumado al reforzamiento de los programas del bienestar, con la inversión social y universal en salud, educación (amplias y de calidad), de infraestructura productiva y de apoyo a grupos vulnerables de la sociedad (todo ello sin olvidar su blindaje constitucional con un presupuesto anual incluido que no puede ser menor al del año previo).
Es decir, que el que haya recursos disponibles para estos programas de inversión social y productiva (sin tomar deuda pública como sugieren algunos nostálgicos del atroz pasado), se explica -y más adelante deberá seguir teniendo el mismo esquema lo más óptimo posible- por 3 factores primordiales:
1_ Un eficiente, honesto y transparente manejo de los recursos públicos (dejando atrás para siempre los lujos superfluos e improductivos de los anteriores gobiernos despilfarradores prianistas). 2_ Un fuerte y frontal combate a la corrupción y 3_ Porque el actual Gobierno de la República -como recién mencionamos- a diferencia de los anteriores y mediocres gobiernos tecnócratas: por fin está haciendo valer el artículo 31 constitucional para que tanto las personas físicas y morales paguen sus impuestos de forma proporcional y equitativa como lo marca la ley.
Y por el contrario -como era de esperarse de gente sin escrúpulos morales- los otrora poderosos traficantes de influencias tipo Claudio X Glez y compañía, lo que realmente quieren es seguir gozando de aquellos y ofensivos privilegios de elusión y evasión fiscal -hoy ilegales- tal y como estaban antes; y por eso para intentar recuperarlos, tienen en su poder a la mayoría de los medios masivos de desinformación para manipular y engañar a los sectores más ignorantes y conservadores de la sociedad mexicana, para que sus infames políticos y tecnócratas prianistas o emecistas de derecha, regresen al poder y vuelva el anterior régimen de injusticias, corrupción, impunidad, jugosos negocios al amparo del poder público y concentración del ingreso en unas cuantas manos (las suyas).
Ante ello, hay que señalar con firmeza que el Presidente AMLO: no establece relaciones de complicidad con nadie y que tampoco está subordinado a ningún grupo de interés creado (por poderoso que sea en ambos casos), ya que es el Presidente que más ha separado al poder económico del político en décadas. Y por eso la progresividad tributaria/fiscal es de acuerdo a la capacidad contributiva de las grandes empresas, como lo marca la Constitución Política Mexicana -al igual que lo hacen la mayoría de los países desarrollados del orbe- y esa es la norma a seguir de ahora en adelante en México: nada ni nadie por encima de la ley (ese es el auténtico Estado de Derecho dentro de una economía mixta).
Así que: ¿Alguna duda sobre lo qué es la eficiencia recaudatoria progresiva (y plausible) en la 4T? O ¿Piensan acaso que grupo FEMSA por sí sola se "animó" a pagar sus cuantiosos -y de años atrás- adeudos fiscales con el SAT?
Aún falta desde luego: vienen a continuación las empresas mineras canadienses. Ya que no sólo el gobierno de Andrés Manuel las tiene en la mira fiscal, laboral y ambiental, sino que también el nuevo T-MEC así lo contempla en parte. Lo veremos más adelante.
Y que nadie se equivoque, porque respetar y hacer cumplir la ley a los grandes corporativos empresariales multinacionales y transnacionales -como lo hace cualquier país con un alto Índice de Desarrollo Humano- no debe significar que la inversión extranjera directa (IED), va a ir en picada, por el contrario: el incremento del 1.7% de la IED en el primer trimestre del 2020 es significativo, dado que en marzo ya había una contracción económica mundial (por la crisis sanitaria y económica global); además en todo el 2019 (el primer año de gobierno de AMLO): el incremento total de la IED fue del 4.2% respecto al 2018, lo que resalta la confianza que hay en México de los inversionistas extranjeros, y también se debe a que al poner en orden la casa (contra la opacidad, el favoritismo y la corrupción gubernamental), se crean los incentivos correctos de certidumbre legal -piso parejo para todos- para que puedan seguir invirtiendo productivamente en nuestro país.
Y que no se olvide nunca: la justicia y la progresividad fiscal, significa que los que más tienen deben de pagar más para contribuir proporcional y equitativamente -dentro de una economía de mercado sana y con competencia- al desarrollo económico y social sustentable del país en el cual operan comercial y financieramente hablando. Y esto: no debe ser tan complicado de entender ahora para las élites económicas de México (incluso en su propio beneficio en el mediano plazo), ¿