Retrato hablado de Bartlett Jr.

• Hoy, durante la ya tradicional conferencia mañanera de AMLO, tocó que tomara la palabra el pseudo periodista del parche en el ojo (a veces se lo coloca sobre el derecho, otras en el izquierdo; fuera de Palacio se lo quita). Y no para preguntar, sino para decir barrabasadas que ni Lord Molécula.

• A estas alturas, ¿no debía haber entendido ya Jesús Ramírez que ese tipo de personajes no deben asistir a las mañaneras? Le echan a perder el trabajo al vocero y al propio presidente López Obrador. En el fondo no preguntan nada y demeritan el trabajo de los reporteros serios que comparten espacio y compiten por plantear interrogantes, esas sí de relevancia. Urge colocar en las puertas de Palacio Nacional este letrero: “Nos reservamos el derecho de admisión”.

• Pero el hecho es que el reportero del parche se suelta diciendo básicamente que los empresarios son como el “crimen organizado”. De verdad, ¿qué necesidad de ese tipo de “preguntas”? Con tales paleros no necesita Andrés Manuel enemigos.

•Afortunadamente el presidente señaló que la gran mayoría del sector empresarial en México actúa con responsabilidad y que son muy pocos los que “se portan mal”. O sea que no se está en contra de los hombres y las mujeres de negocios per se, sino solo contra quienes tienen fortunas malhabidas.

•Al respecto de estos últimos, Andrés Manuel dio una descripción detallada: los que trafican con influencias; personas que han hecho inmensas fortunas al amparo del poder público y que ni siquiera son empresarios.

•Tal pereciera que el primer mandatario estaba dando el retrato hablado de Manuel Bartlett y de su hijo. ¡Gracias por eso, señor presidente!

•Lástima, no obstante, que sea al director del IMSS, Zoé Robledo, al que le cayó la responsabilidad de responder a cabalidad por las compras del Bartlett Jr. En vez de decir: “Yo no hice la compra, ya se realiza una investigación”, Zoe pensó que debía defender la adquisición que a nadie convence. Si finalmente Robledo no es el culpable de las trapacerías de aquellos otros, ¿para qué los justifica? ¿Se lo ordenaron? ¿Simplemente pensó que estaba obligado a proteger al hijo del compañero de gabinete ampliado? En fin, así es esto de la política. 

Si a César Yáñez lo enfrió, a Carlos Salazar lo congeló

•Al presidente AMLO también le preguntaron en la mañanera si va a recibir al dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar. Ello en el contexto de que el CCE hizo una serie de propuestas de reactivación de la economía en el documento “Recomendaciones para el Acuerdo Nacional. 68 ideas para México”.

• Son ideas que no coinciden con el proyecto de López Obrador. Así que, de arranque, el presidente de la república dijo que respeta la opinión de todos, que hay libertad y que se vale diferir, pero su propuesta es otra.

• ¿Recibir a Salazar, al que no ha visto ya en dos meses y con quien antes se reunía varias veces a la semana, con o sin cita?

• Reuniones personales, eso ya no. Fue claro Andrés Manuel: la relación con el líder del CCE la lleva la secretaria de Economía, Graciela Márquez

• Es lo institucional, sin duda. El presidente de México no tiene por qué recibir a todo el mundo, para eso están las distintas dependencias. Carlos Salazar está atendido, pues. Pero ya no en Palacio Nacional. Ahora en Alfonso Reyes 30, colonia Hipódromo Condesa, donde despacha la secretaria Márquez.

• Es decir, amistad personal, esa ya no. No es que se haya acabado, pero se ha pospuesto para mejores tiempos.

• Cuando empezó la pandemia afloraron las diferencias entre AMLO y Salazar acerca de cómo reactivar la economía, pero lo personal seguía de maravilla entre ellos. Las diferencias no alejan. Hasta que Carlos cayó en la trampa de los radicales del sector empresarial y estiró tanto la liga que pareció sumarse a los enemigos del mandatario. Los ataques sí separan a las personas.

• Si Carlos Salazar le mandó una pelota dura a López Obrador, este respondió con un fuerte batazo: aquí ya no eres bien recibido; con el gobierno sí debes tratar tus asuntos, pero donde corresponde.

• Olvidó Carlos lo que le pasó a César Yáñez después de la boda fifí que se publicó en Hola! Para que entendiera AMLO lo envió al refrigerador en el cajón de las verduras, a pesar de que César es como su hijo. A un amigo reciente como Salazar, ya lo puso en el congelador y bajó al mínimo la temperatura.

• Las diferencias ideológicas son claras: los empresarios quieren apoyos, inclusive ciertos rescates y que se difieran impuestos; Andrés Manuel no está dispuesto a nada de eso: el presidente solo va a ayudar a los pobres para que no haya inestabilidad social. ¿Los empresarios? Que se rasguen con sus propias uñas.

• Pero eso no fue lo que alejó a AMLO de Carlos Salazar, sino que este se pasara al lado de los radicales de la IP. Ya se verá si el dirigente del CCE hizo el mejor cálculo. Por lo pronto, resulta lamentable que los empresarios hayan perdido un interlocutor.