“La pregunta más urgente y persistente en la vida es: ¿Qué estás haciendo por los demás”<br>

Martin Luther King

Percepciones

Viviendo día a día la pandemia que nos ha tenido asolados desde hace casi un año, todos conocemos a “los héroes” de esta lucha: el personal médico que libra la batalla en la línea de fuego atendiendo a los pacientes en todo el mundo.

Sin embargo hay otros con menos visibilidad pero igual importancia, me refiero a quienes hacen posible que la vida siga su curso a pesar de las restricciones de movilidad, entre ellos los policías, elementos del Ejército y las Fuerzas Armadas, los choferes de unidades del transporte y taxis, los cajeros de supermercados, tiendas de conveniencia y bancos y tantos otros más.

De entre todos ellos hay unos que están en altísimo riesgo y de los que pocos se acuerdan: los integrantes del servicio de recolección de basura en todos los municipios del país.

Para ellos no hay “home office”, tienen que salir a jugarse materialmente la vida al estar en contacto con la basura y desperdicios que miles de personas desechan diariamente en una labor que no tiene descanso y que resulta importantísima para la sana convivencia y salud de todos.

Hace unos días un amigo me compartió una propuesta que me pareció sumamente interesante para apoyar a los hombres de la basura en su quehacer cotidiano: identificar con un listón rojo aquellas bolsas que contengan desperdicios de personas contagiadas por coronavirus y rociarlas en el exterior con abundante solución sanitizante.

A decir de las autoridades sólo el 20 por ciento de los casos de contagio llegan a hospitales, por lo que el 80 por ciento se resguarda en sus domicilios y transcurre la enfermedad, ¿qué pasa con todos los desperdicios que esas personas generan?

Además de cuidar al personal del servicio de recolección, la idea puede servir para separar todas esas bolsas y enviarlas a un resguardo seguro en el que no puedan seguir contagiando a otras personas por el aire o el agua.

Sería fantástico que en las grandes tiendas comerciales se distribuyesen de manera gratuita bolsas rojas para que quienes tuviesen familiares contagiados y de esa manera coadyuvar a contener el virus.

Es aquí en donde me pregunto el por qué nuestros brillantes diputados y autoridades de ecología no han emitido un exhorto tipo tregua para que toda la basura pueda ser entregada en bolsas plásticas y así evitar la propagación de la enfermedad. Pero no, en algunos lugares como la CDMX insisten en poner más férreos controles sin considerar el alcance de su torpe miopía.

En tanto llegan las bolsas rojas a comprarse listones de ese color y ponérselos a las bolsas para que esos hombres y mujeres, que también las hay, que recolectan los desperdicios puedan identificarlas y de esta manera evitar ser parte de la larga cadena de contagios que aún vivimos.

¿No le parece una buena idea?

ftijerin@rtvnews.com