Mucho se habló, después del fraude en el tristemente recordado para México año 2006, de un posible iterinato del Doctor y ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente en la presidencia de la república, ríos de tinta corrieron en donde, por momentos, esa posibilidad tuvo incluso algo de viabilidad, ante el ominoso proceso electoral, el más viciado de nuestra Historia, dado que ya existía todo un entramado institucional, precisamente para evitar un retroceso de esas dimensiones; el caso es que Calderón y el PAN se salieron con la suya, dejando pasar la nación una oportunidad dorada, ya que de no haber sido FCH presidente en ese sexenio, deberíamos saberlo ya todos, este país sería uno muy distinto, en cuanto a su problemática y horizontes y todo en el marco ya de una democracia por completo consolidada.
El también ex secretario de salud federal, y quien por lo tanto, conoce al dedillo el sector que es el talón de Aquiles que nos legó el neoliberalismo con sus exponentes más salvajes, cuenta con cartas académicas que lo hacen un mexicano excepcional, universal y con la capacidad y la dimensión social que el país necesita, hoy embajador de México ante la ONU, y un convencido funcionario comprometido con el proceso de la cuarta transformación de la vida pública en México. De la Fuente no está en Nueva York, Ciudad sede de la Organización de las Naciones Unidas a manera de un exilio dorado, como adorno o florero, es la antítesis de lo que fue Porfirio Muñoz Ledo para Vicente Fox, que lo envió como embajador ante la Unión Europea porque temía que su enorme talento lo opacara o exhibiera aun más lo que después fue evidente: la mediocridad del presidente del falso cambio; el Doctor De la Fuente ha tenido una actividad muy proactiva en favor de nuestro país, procurando el mayor acompañamiento para México por parte de la ONU y de sus agencias internacionales en acciones de gobierno y políticas públicas, se menciona con seriedad la posibilidad real de que México regrese a formar parte de su consejo de seguridad.
Ahora, no hay que olvidar que el presidente López Obrador sabe tener previsiones para cuidar a su gente de mayor confianza, ejemplos los hay y no pocos, tan solo por recordar algunos: a Alfonso Durazo lo hizo Senador de la República, lo mismo que a Olga Sánchez Cordero (Secretario de seguridad pública y Gobernación, respectivamente), antes de asumir sus altas responsabilidades en el gabinete presidencial, así, ante alguna contingencia mayor que los obligase a dejar dichos cargos, ellos tienen su curul asegurada en el Congreso. Con Ebrard fue algo parecido, para cuidarlo durante la campaña de infamias, posibles golpeteos y conspiraciones, siempre menciono al político, académico y diplomático Héctor Vasconcelos (hijo del prócer José Vasconcelos, ni más ni menos) como futuro Canciller, siendo este Senador, así que poco tiempo antes de tomar posesión y ya después de haber ganado la presidencia, hizo el anuncio de un cambio, mediante el nombramiento de Marcelo en relaciones exteriores, dejando a Vasconcelos, en el Congreso por los seis años, al tiempo de tener un posible relevo de lujo para la Secretaría de Relaciones Exteriores, en caso también, de situación alguna extrema imprevista.
Así pues, no debemos nunca descartar a un mexicano como lo es el Doctor De la Fuente como parte de la baraja sucesoria al 2024, porque en ningún sitio puede estar, en donde le sirva tan bien al país, al tiempo de estar lo mejor protegido posible que como lo está en su misión diplomática actual. Si bien puede ser como ‘bateador emergente’ o, de plano, como una opción con muchas más posibilidades, de lo que todos pudiéramos creer. En fin, aun es muy temprano para futurear de esta manera, pero en lo política y sus giros caprichosos, se deben prever jugadas con mucha anticipación, en no pocas ocasiones.