La propuesta de la reforma educativa que propone el gobierno de AMLO se enfrenta con la dificultad de ser aceptada por los líderes sindicales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a pesar de que muchas de sus iniciativas originales han sido eliminadas para complacer a esta agrupación sindical. Sin embargo, la CNTE ha declarado que NO dejará que se considere a la educación como un caso de excepción de lo que dispone la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, Reglamentaria del Apartado B) del Artículo 123 Constitucional. Aunque los líderes de la CNTE se han negado a explicitar con toda claridad qué es lo que ellos defienden, es obvio que aluden a su Artículo 62, que a la letra dice:

 

En contraparte, la propuesta de reforma (o anti reforma) educativa de AMLO, pendiente por aprobarse, dispone cambiar el Artículo 3º Constitucional, en parte, con la siguiente redacción

 

AMLO estuvo dispuesto a cancelar la evaluación de los docentes con propósitos de permanencia (a la cual ambas partes les llamó punitiva), pero NO a la evaluación de docentes para el ingreso y promoción, ni para el Sistema de Carrera que se prevé incluir en la Constitución, como sigue:

 

La ley establecerá las disposiciones del Sistema para la Carrera de las y los Maestros en sus funciones docente, directiva o de supervisión. Corresponderá a la Federación su rectoría y, en coordinación con las entidades federativas, su implementación, conforme a los criterios de la educación previstos en este artículo.

                                               

Como se puede apreciar, el nudo gordiano entre la CNTE y AMLO es el control de las plazas del magisterio. En fechas recientes, éste afirmó que, de no llegar a un acuerdo con la CNTE respecto a su propuesta educativa, se volverá a la condición educativa que prevalecía en 2012. Sin embargo, también agregó que no se permitirá más el control de las plazas docentes por parte del sindicato, dado que ello ha promovido su corrupción, a través de la venta, renta y herencias de plazas. Aunque no lo quiera aceptar, AMLO conserva en su propuesta educativa uno de los pilares de la Reforma Educativa de 2013: la rectoría del Estado en materia educativa.

La posición incómoda que debe de tener Esteban Moctezuma ante la CNTE me recuerda la que tuvo Josefina Vázquez Mota (como secretaria de educación), en su momento, ante el SNTE (Elba Esther). En ambos casos los líderes sindicales le han hablado al oído al presidente en turno. Así, los secretarios de educación se convierten en peones, cuya opinión no cuenta. Entonces de qué sirvió la mentada consulta nacional de docentes que, en palabras del secretario de educación, cambiaría el rumbo de la educación. De nada. Lo que importa no es lo que los docentes opinen, sino lo que los líderes sindicales deseen, y desean conservar el poder que antes de la RE de 2013 tuvieron.

Regresar al pasado, abrogando TODA la Reforma Educativa, como lo ha anunciado AMLO, mostraría una gran debilidad del gobierno ante sus aliados (ahora contrincantes) y perjudicaría a los niños y joven del país, así como a la nación entera. La pregunta obligada: ¿cómo se desatará este nudo gordiano?

El autor es Presidente del Consejo Directivo de Métrica Educativa