Las mujeres no mienten, el hecho de tener vagina te hace un ser 100% confiable. ¿están de acuerdo con esto? En verdad, ¿no hay mujeres que mienten o que exageran situaciones en su beneficio?

Y es que las mujeres afectadas con algún tipo de violencia al parecer, y según las nuevas reglas sociales, simplemente no mienten nunca. Si una mujer señala a un hombre de acosador, violador, golpeador, en automático se le cree, y si se le cuestiona lo sucedido, es violentada el doble; o sea revictimizada.

Qué complicado ser hombre en el siglo XXI, si no me creen preguntemos a Vega Gil, exintegrante del grupo Botellita de Jerez; pero no podemos preguntarle, porque se suicidó por una denuncia realizada en redes sociales. Casi todos los días aparecen en los medios de comunicación, o en las redes sociales, hombres señalados como violadores, acosadores sexuales y más. Lo delicado de esto, es que las mujeres afectadas, en la mayoría de las ocasiones, no denuncian en las instancias judiciales correspondientes y solo se ponen a # (hashtagear), poniendo nombres de hombres sin cesar. No estoy expresando que no exista violencia contra la mujer, pero ¡por el amor de Dios!, las mujeres mentimos como todos los seres humanos; y entre más se acerca la noche, lo hacemos mucho más.

El punto es que las historias que cuentas las mujeres en manos de sus agresores son verdaderas historias de terror. Sin embargo, en muchos de los casos son inconsistentes, es decir, no concuerdan ciertas cosas. Y es que gracias a las protecciones legales que tenemos las mujeres, como las que se encuentran en la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y para evitar la revictimización, (como mencione anteriormente) no se les puede prácticamente preguntar nada. Se da por hecho que por ser mujer tiene la verdad absoluta y no dice mentira alguna, por tal motivo, lo que exprese es tomado como verdad absoluta. Y el hombre que es señalado a menudo es despedido de su trabajo, además vivir el repudio público, afectando a sus familiares, amigos, honor y más

Ya hay varios casos de hombres que se suicidan por esta situación, no solo el músico que mencione con anterioridad. Para más información, googlea y veras los resultados de esto.

Toda esta caza de brujas que viven los hombres el día de hoy es parecida a la que a las mujeres les hicieron en su momento, acusándolas de brujas.

Toda esta situación inició con el #metoo, que surgió para detener el acoso que sufren las mujeres. Pero, todo este noble movimiento pareciera que se transformó en justicia por mano propia, en donde la Constitución y los derechos humanos están siendo violentados, olvidados por la sociedad y por las autoridades gubernamentales, lo que es algo gravísimo.

Uno de los derechos a los que me refiero, es la presunción de inocencia, que se entiende como “el derecho de toda persona a ser considerada inocente, y tratada como tal, mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley en un juicio que cumpla por lo menos los requisitos mínimos que prescribe el principio de justicia procesal”.

En otras palabras, todos somos inocentes hasta que un juez o autoridad competente emita una sentencia judicial de culpabilidad, después de un juicio, pruebas, etcétera, derecho que se encuentra en la constitución de nuestro país, así como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros instrumentos internacionales.

La presunción de inocencia es el resultado de diversas luchas sociales, con el objetivo de evitar el abuso de autoridad y conseguir protección a la ciudadana.

En la Edad Media, bastaba que alguien fuera acusado por el simple señalamiento de alguien más, algunos testigos y que la persona señalada no era influyente, para evitar que fuera encerrada o condenada, tenía el peor de los fines, el encierro, la muerte, mutilaciones. El señalado se quedaba sin derecho a nada, sin derecho a ser escuchado, sin ningún tipo de proceso y mucho menos a defenderse. La presunción de inocencia, entre otros derechos se obtuvieron gracias a la Revolución Francesa y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. A pesar de la antigüedad que tiene ese derecho, en la práctica no se lleva siempre a cabo; aunque, en teoría, debe aplicarse en todo momento.

Tenemos muchos momentos históricos que ratifican la gravedad que es el no respetar, defender y proteger este derecho en las sociedades. Como ejemplos, el caso de la dictadura chilena con Pinochet, donde la gente era arrancada de sus vidas, familias, de sus hogares, asesinados, sin tener previo juicio, violentado este derecho y muchos más, que con el movimiento feminista actual está pasando lo mismo con los hombres señalados como acosadores.

Otros derechos que se violentan a los hombres acusados de violadores, acosadores etcétera, son los del debido proceso, la temporalidad, la imparcialidad. Y es que los jueces y/o autoridades, desde el inicio están a favor de lo que diga la mujer, sin importar la opinión o defensa del hombre señalado. Cuestión que hace evidente la violación al derecho de imparcialidad. Esto se puede ejemplificar como cuando un árbitro de un juego de futbol es jugador de uno de los equipos que se enfrentan en juego. En el caso de que haya algún tipo de falta, pelea, o lo que sea entre los jugadores, ¿a quien favorecerá este arbitró?

El principio de presunción de inocencia, el debido proceso, la imparcialidad, están presentes en todas las constituciones occidentales modernas. Es decir, son elementos fundamentales de los derechos humanos modernos. El derecho de presunción de inocencia es tan importante, que acaba con él: “es culpable porque lo digo yo, o porque tengo influencias, o porque estoy enojado y me las va a apagar, o porque un puñado de mujeres así lo dicen”. Violentar este derecho es tan grave que abre la puerta a tener dictaduras, o regresar al medievo con la santa inquisición.

En efecto los sistemas judiciales modernos occidentales prefieren un culpable suelto, libre en las calles; antes que un inocente este preso, sin libertad. Esto lo podemos ejemplificar con el principio jurídico de: el “indubio pro reo”, que en otras palabras es que en caso de duda, por falta de pruebas o insuficiencia de ellas se favorece al acusado. Si no estás de acuerdo con esto, sugiero que te vayas a vivir a un país con alguna dictadura.

Los derechos antes mencionados son fundamentales en cualquier Estado de Derecho. Y, si no estamos de acuerdo en esto y promovemos la violación de los mismos, entonces estamos promoviendo otro sistema de gobierno, como una dictadura, una monarquía absoluta, o la inquisición medieval.

Tanto la presunción de inocencia -en particular- como el debido proceso -en general- están reconocidos tanto en la norma internacional de los derechos humanos, como en nuestra Constitución Política y los tratados internacionales en materia de derechos humanos de los que México es parte.

Aunque en México el tema de la violencia de género ha perturbado la existencia pacífica de las mujeres, la exigencia extrema de este derecho, a través del uso del #MeToo y cientos de otros # bajo la misma línea, ha terminado perturbado los derechos esenciales, que corresponden a todas las personas, más allá de su sexo, género, ideología, posición social o étnica

Nuestra Constitución Política es clara en establecer los elementos del debido proceso a partir de sus artículos 17 y siguientes (especialmente el artículo 20), mientras que la presunción de inocencia se establece en el mismo artículo 20, apartado B, fracción I: “B. De los derechos de toda persona imputada: I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”.

No podemos darnos el lujo de que una figura tan necesaria como la presunción de inocencia, que nos protege ante la autoridad policial y judicial, y que recién en 2008 pudo establecerse en nuestra legislación nacional.

Es verdad que, sobre todo en un país como el nuestro, en donde la cosificación de la mujer, y la violencia que sobre ella se ejerce, está tan naturalizado, que debemos luchar para que esto se detenga. Pero, una legítima defensa no puede transformarse en una vil venganza. Y mira que quien escribe este texto, también ha sufrido violencia sexual, y a pesar de esto, no estoy de acuerdo en cómo estamos manejando esta situación.