Las elecciones del próximo 6 de junio serán cruciales para la autoproclamada cuarta transformación. La oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a saber, el PRI, PAN y PRD, buscará obstaculizar que Morena y sus aliados confirmen su mayoría en la Cámara de Diputados y en un buen número de gobernaturas y alcaldías a lo largo y ancho del país.

¿Qué se juega en las próximas elecciones federales?

Principalmente, demostrar al presidente la gran oposición que se ha granjeado a raíz de sus incomensurables errores en materia económica y de política sanitaria. Las malas decisiones en el contexto de la pandemia, aunado a las erroneas políticas en otros rubros, han propiciado que el país sufra de millones de desempleados, exacerbación de la pobreza, pavoroso índice de fallecidos , medianos negocios quebrados y un porvenir inmediato incierto y colmado de inseguridades.

Con esta finalidad, los principales partidos de oposición se han unido en coaliciones con el propósito de presentar a Morena un frente común que permita cambiar el rumbo de la Cámara de Diputados, y con ello, la trascendencia de un abanico de proyectos legislativos que podrían encaminar a nuestro país a derroteros desconocidos.

En este contexto, AMLO, tanto por motivos de salud democrática como por razones de política pública, deberá encontrar en la próxima legislatura una oposición coherente que sea capaz de plantar cara contra un proyecto de nación que busca el desmantelamiento de los contrapesos del Estado mexicano al poder Ejecutivo. 

En otras palabras, los mexicanos tendremos el deber de proteger nuestro acervo jurídico, y con ello, la supervivencia de los organismos constitucionales autónomos, mismos que han permitido la viabilidad democrática y evitar la concentración del poder del presidente de la República en su persona. Con ello me refiero al debilitamiento del INE y a la posible desaparición de la COFECE, IFETEL y el IFAI.

La oposición coadyuvará a obstaculizar los proyectos presidencialistas de Morena, evitar mayor poder totalitario del jefe del Estado, al tiempo que facilitará el intercambio político en la materia de asignación del presupuesto. Como es previsible, a reserva de conocer la composición de las comisiones en la Cámara baja, las iniciativas electoreras del presidente serán contestadas por personajes de la oposición que dificultarán la continuación de las políticas populistas del presidente López Obrador.

En este tenor, es inegable la popularidad de AMLO y su legitimidad ante el pueblo mexicano. Sin embargo, las alianzas electorales en ciernes serán capaces de representar al creciente número de mexicanos que nos oponemos a reformas legislativas que no servirán al interés público. Para ello, la participación ciudadana será crucial, pues de ello dependerá el futuro del proyecto centralizador del presidente López Obrador