Alexandria Ocasio-Cortez, la política “democrática socialista”.
El circo de la política norteamericana se vuelve cada vez más grotesco y absurdo.
Hace apenas tres años, cuando el fenómeno mediático de Alexandria Ocasio-Cortez, la política “democrática socialista” neoyorquina culminó en su elección, algunos periodistas y opinadores entraron en éxtasis ante la llegada de alguien tan “progresista” a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Una reelección después, y la llamada “AOC” (Ei-ou-ci, se pronuncia) se ha vuelto “una estrella más” de la podredumbre (o “progredumbre”) de los Estados Unidos en general y del sistema político gringo en particular.
Joe Biden, sigue deportando migrantes que buscan asilo.
Por este motivo, no extraña que la congresista salga a cantar a Joe Biden, el conservador presidente de los Estados Unidos, señalando que su gobierno ha “rebasado las expectativas” en sus primeros 100 días.
Retórica mañosa aparte, la realidad es que ningún progresista, izquierdista o socialista puede encontrar mucho de bueno en un gobierno como el de Joe Biden, que sigue deportando migrantes que buscan asilo, que sigue metiendo niños en jaulas en la frontera, que está en guerra en al menos ocho países y que sigue en una línea beligerante que podría llevar a un peligroso enfrentamiento con Rusia y, sobre todo, China.
“Atole con el dedo”
Del “atole con el dedo” que le han dado a los ciudadanos norteamericanos, ni hablemos: no hay aumento al salario mínimo, ni seguridad social gratuita para todos (como existe en la mayoría de los países “desarrollados” del mundo), ni apoyo para pagar las exhorbitantes deudas de los estudiantes universitarios.
Quizás a propios y a una que otra comparsa mexicana les deslumbren personajes como AOC o Bernie Sanders, pero no hay más que hacer un análisis serio para darnos cuenta que estos figurones son personajes vacíos, un callejón completamente sin salida.