Ayer comentábamos en este espacio sobre las extrañas circunstancias, en medio del punto más alto de contagios por Covid-19, en la que se celebraron los más recientes Premios de la Academia.
Más allá del éxito de los tres mexicanos, Jaime Baksht, Michelle Couttolenc y Carlos Cortés, quienes ganaron el premio a Mejor Sonido, por la cinta “Sound of Metal”, el cual solidifica la tendencia de buenos resultados de los profesionales del cine de nuestro país, la realidad es que la ceremonia (faramalla, dirían algunos) de los premios llaman cada vez menos la atención.
Un desplome de los ratings en los Premios Oscar 2021
A la imposibilidad de visitar cines el año pasado, se sumó realmente una selección de películas entre malas, a regulares o del género que bien podría denominarse como “Torture Porn” (Pornografía de la Tortura), como Nomadland, que retrata la realidad de los millones de personas defecados y desechados por el inexistente “sueño americano”.
El desencanto y la cruda realidad de que muchas personas tienen mejores cosas que hacer que ver a gente en muchos casos rica y privilegiada, como lo es la crema y nata de Hollywood, celebrarse a sí mismos, llevó a un desplome de los ratings, que apenas alcanzaron los 9 millones 850 mil espectadores.
Solo para darnos una idea, hace apenas una década, no era raro que más de 30 millones de personas vieran los premios y los eventos aledaños, como la “alfombra roja” y los análisis previos y posteriores al evento.
Con el auge de las cintas en streaming y las ya soporíferas sagas con múltiples secuelas de los Superhéroes Marvel, la realidad es que, como señalan algunos expertos, ya no existen las “estrellas de cine” per se, como hace apenas un par de décadas.
Aunque quizás en 2022 y más adelane, con el regreso a la “normalidad”, se recupere un poco el rating, los Premios de la Academia difícilmente volverán a ser tan relevantes y con tanto impacto cultural como lo fueron en su momento.