Comienzo diciendo que no me gusta nada el espaldarazo que el presidente ha dado al TEPJF y al INE respecto del proceso que estamos viviendo en Morena. Dice que como internamente los dirigentes del partido fueron incapaces de ponerse de acuerdo y sobre todo por no haber aceptado desde el principio el método de las encuestas que él propuso, el INE, por mandato del TEPJF, tendrá que resolver mediante encuesta el problema de los dirigentes principales de Morena. En la versión oficial de los estatutos no se habla de encuestas externas para elegir a los órganos. Se habla, sí, de que en las asambleas estatales, distritales o para elegir candidatos a puestos de elección popular, se puede recurrir a ese método entre sus miembros, pero en ninguna parte se habla de que en estas puedan participar de manera abierta y sin requisito alguno, personas que por razones políticas, ideológicas o por otro tipo de intereses, puedan votar y decidir quién puede o debe ocupar la presidencia y la secretaría general en el CEN del partido.
Se pueden argumentar muchas cosas para justificar una decisión completamente irregular en la que dos instituciones se arrogan el derecho de eliminar de tajo los estatutos y las leyes de la materia para que no sean los miembros del partido quienes puedan elegir a sus dirigentes. El alegato que hacen algunos de los suspirantes a dirigir al partido, parten de la tesis de que Morena no tiene dueño, que es una institución del pueblo y para el pueblo. Si aceptamos esta tesis, entones no hablemos de un partido sujeto a normas internas y a los procedimientos que están en la LOPPE y en la Constitución General de la República. Disolvamos el partido y que el TEPJF y el INE convoquen a la población, a todos los ciudadanos, para que ellos propongan a las personas que dirijan a ese ente heterogéneo, el cual, dicen, representaría los intereses del pueblo.
Pronunciamientos demagógicos aparte, los que votamos por Morena lo hicimos porque abrazamos un proyecto de gobierno que tenía como centro de su quehacer acabar con las prácticas políticas que nos habían llevado a la extrema pobreza, al desempleo, a la pérdida de la dignidad como seres humanos. Votamos para acabar con el régimen político que hizo de sus acciones el eje de la corrupción, del olvido y de la impunidad. El papel de esos gobiernos llevó a la gente al hartazgo, a la rebelión social, al despertar de su conciencia, a un trabajo organizativo de base y a una decisión de ya no votar por los viejos partidos del sistema. Esto generó las condiciones para iniciar el cambio que estamos construyendo.
Los impulsores de la idea de puertas abiertas a todo mundo para elegir a los dirigentes de un partido presuntamente de izquierda, están cometiendo el error de no tomar en cuenta que vivimos una enorme confrontación con los sectores que fueron desplazados del gobierno, que se han polarizado a tal grado las posiciones políticas que estas personas suman a todo esto sus intereses personales, ligados a las viejas prácticas del sistema que fue derrotado políticamente en el 18. Abrirles el espacio que buscan para que sean esas fuerzas las que tuerzan el rumbo político que significa el Nuevo Proyecto de Nación, no solo es lamentable, es una traición evidente a los intereses del pueblo que dicen defender. Si los candidatos fueran Mario Delgado o Yeidckol Polevnsky, sería votar por el PRIAN, por los que están bloqueando las políticas de la 4ª transformación.
Se afirma por dirigentes y voceros oficiosos que la sentencia del TEPJF y del INE es inatacable. Que ya no hay nada que hacer. ¿Y la Fepade y las comisiones interamericana y la mexicana de derechos humanos no tienen nada qué decir cuando se están violando los de millones de militantes que no podrán discutir, proponer y votar por sus candidatos de partido? ¿No sirvió de nada la experiencia que vivió el PRD cuando el IFE de entonces impuso a Los Chuchos en la dirección del partido a pesar de que fue Alejandro Encinas el que ganó la elección?
Si las cosas están como están y los órganos de dirección ya han aceptado la decisión de los tribunales, lo que hay que hacer ahora es emprender de inmediato una campaña nacional para posicionar a los candidatos a la presidencia y a la secretaría general que habrán de representar al partido bajo los principios, normas y políticas que tienen que ver con el nuevo proyecto de nación. Porque quienes nos llevaron al estado en que nos encontramos, son los representantes del viejo sistema que crearon dentro del partido todas las condiciones para trastocar el trabajo, la organización y la política de Morena. Si estos traidores se lanzan como candidatos para dirigirlo no serán los que obtengan los votos de la mayoría de la militancia y del pueblo, porque, entre otras razones, nunca han estado cerca de ellos. Los que hemos abrazado, construido y apoyado las políticas públicas que encabeza el presidente López Obrador votaremos por los que propongan las bases del partido y los órganos que defienden la 4T. Yo, muy a mi pesar, redoblaré esfuerzos y trabajo para votar por los que realmente representen a la gente. No podré hacerlo por los del viejo sistema que derrotamos en el 18 y que ahora se quieren adueñar del partido y de nuestra esperanza.