¡Por favor, vote!
Yo no sé a qué cantante se le ocurrió acuñar aquello de que las elecciones son el día de “fiesta de la democracia”, porque cosa más alejada de un festejo (excepto por los triunfadores, claro), al menos en las que me ha tocado a mi vivir, no hay en este mundo.
Para comenzar, en esta “fiesta” queda prohibido el alcohol, por aquello de que a algún burócrata se le ocurrió imponer la ley seca, como si el mercado negro no operara en México, así que si quiere usted brindar al final del evento, si no se preparó desde antes, tendrá que hacerse unas jarras de aguas frescas.
Así que más que festejo, podrá parecer reunión de alcohólicos anónimos, con mis respetos para esa asociación.
Para los que nos toca trabajar ese día, es un día largo que comienza rayando el sol y termina… cuando termine.
Y aunque se supone que hay una “veda” de declaraciones desde una semana antes, la guerra verbal entre candidatos va a continuar, a lo mejor más subida de tono.
Por fortuna, al menos acá en Nuevo León, los operativos de porros armados robando urnas y golpeando a los votantes, son muy escasos, casi eventos del pasado, por lo que, (insisto, hablo por mi tierra) no se esperan grandes eventos de violencia.
Pues estamos exactamente a un mes en que el destino de 15 peleadas gubernaturas, 30 congresos locales, mil 900 ayuntamientos y juntas municipales, así como y no menos importante se renovará por completo el Congreso Federal y habrá nuevos diputados.
Y si bien, como digo al principio, aquello de “fiesta de la democracia” es una frase muy gastada, yo le recomiendo que tenga lista su credencial de elector, unos buenos tenis y un buen paraguas, por aquello de que le toque hacer fila en pleno sol.
Y además, armado o armada de paciencia, no se olvide de su cubrebocas y de no bajar la guardia en cuanto a las medidas sanitarias.
Pero por favor, vote. No importa que la mayoría de nuestros políticos y políticas se comporten más como gladiadores que como gente educada…
obedcampos@gmail.com