El presidente consejero electoral Lorenzo Córdova “Tatanka” (apodado así por burlarse de la forma de hablar de nuestros indígenas mexicanos, a quienes aún no ha pedido disculpas) declaró que “hoy en México no tiene sustento hablar de fraude en elecciones o de prácticas de un pasado ya superado”, lo afirma con la misma seguridad con la que podría asegurar: “Hoy en México se acabó el racismo”, “estamos listos para pedir otro préstamo al Fondo Monetario Internacional”, o “todos los mexicanos somos musulmanes”. ¿Por qué deberíamos creerle? Porque él, simple y sencillamente, ante sus ojos y para sí mismo, se ha auto-nombrado “autoridad”, al estilo de la canción norteña “Anselma” (popularizada por Los Lobos):
“Y se te niegas a matrimoniar conmigo, les quito el rancho y propiedad de tu papá, les pongo impuestos y hasta les quemo la casa, porque por algo soy aquí la autoridad”.
El oligofrénico “Tatanka” lo dejó muy claro en una entrevista con Azucena Uresti: “El INE es la autoridad y está por encima de los actores políticos” (a unos centímetros de afirmar “El INE Soy Yo”).
Quizás por eso le parece lógico ganar más que el presidente de la República y tener un montón de prestaciones y automóviles, como “autoridad que se respeta” (aunque los consejeros electorales José Roberto Ruiz Saldaña, José Martín Fernando Faz Mora y Dania Paola Ravel Cuevas, tuvieron pudor y renunciaron a tales privilegios).
La Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, trató de aterrizar al hombre que se instaló en el INE desde el 2011, recordándole que “la neutralidad y la discreción en las elecciones no solo debe estar presente en los gobernantes, sino también en las autoridades electorales” (en otras palabras: “Bájale, no estás por encima de nadie”), pero como el alienado no puede quedarse callado, respondió: “Ser discreto y neutral no significa ser omiso e indiferente frente a las violaciones a la ley, sino todo lo contrario; frente a ello debe ser estricto y puntual”.
Claro que, para él, ser “estricto y puntual” significa sacar a los candidatos de Morena en Guerrero y Michoacán (donde Morena tiene mayoría), por ridículas faltas administrativas, tales como no reportar gastos de supuestas precampañas, menores a lo que el propio “Tatanka” podría gastarse en un banquete con sus cuates (y probables futuros empleadores): Claudio X, Gustavo de Hoyos, Alejandro Moreno y Marko Cortés, aunque el árbitro electoral dejara pasar los desvíos millonarios de Odebrecht y exonerara el caso Monex.
El PT y Morena han solicitado un juicio a quien perdió el ídem, por extralimitarse en sus funciones y poner en riesgo la imparcialidad de las elecciones (ya desde hace tiempo, “Tatanka” ha venido calificando a nuestro presidente de populista, siguiéndole el juego a la derecha, y ha iniciado todo tipo de artimañas para reducir la presencia de Morena, como emitir nuevos criterios para el reparto de plurinominales).
El presidente Andrés Manuel López Obrador ya nos comunicó en su conferencia mañanera que el periodo de Lorenzo Córdova Vianello concluye el próximo año, pero de aquí hasta entonces, como supuesta “autoridad”, todavía podría meterle zancadillas a la izquierda, argumentando cualquier alucine de su mente perturbada.
El “Peje” tiene razón de tenerle desconfianza, a él y al Instituto, tan solo recordemos que le cambiaron el nombre de Instituto Federal Electoral, a Instituto Nacional Electoral, porque su complicidad en obvios fraudes electorales le habían quitado la confianza del electorado (como dice la máxima siciliana: “cambiar, para estar iguales”).
Aunque “Tatanka” afirme que la impresión de sus boletas electorales es a prueba de fraudes, no está por demás vigilar al árbitro vendido.