Las Chivas del Guadalajara es un equipo que ostenta ser uno de los más populares de México por su trayectoria y su historia en nuestro futbol mexicano. Por estas mismas razones, representa un símbolo de tradición y grandeza entre sus más fieles aficionados de cualquier rincón de la República.
Todo parecía que con la desmantelación de ser un club cooperativista para migrar a un club de carácter privado, las cosas cambiarían significativamente tanto para la afición tan fiel e ingenua que suele manipularse, como para los jugadores y el club mismo. Desde que se utilizó toda esta faramalla comercial para convertir uno de los clubes de mayor historia en nuestro futbol mexicano, el nuevo accionista mayoritario Jorge Vergara ha buscado proyectar una imagen revolucionaria en nuestro deporte del balompié. Vendiendo la idea de que se debe invertir cada vez más en los nuevos talentos nacidos en tierras aztecas, con el objetivo -según él- de mejorar considerablemente nuestro futbol mexicano, y con ello, aspirar a una copa mundial por parte de la selección mayor.
Dadas las circunstancias que hoy se presentan, pareciera que toda esa faramalla revolucionara de Jorge Vergara resulta ser una vez más, un espejo publicitario manipulador de masas, y cuando un medio importante no entra en el juego, comenzando a ventilar los malos manejos internos, así como su administración discrecional y elitista de un club popular y emblemático, resulta ser tan incómodo para el accionista mayoritario Vergara.
Su más reciente berrinche de éste hombre que se dice ser empresario del balompié, ha llevado al club a transitar por la intolerancia y el totalitarismo, callando las voces de unos de los diarios deportivos llamado Récord, sólo por ventilar -en su derecho de rotativo deportivo- los malos manejos por parte de la esposa del señor Vergara, así como la falta de inversión en lo que ha venido pregonando reiteradamente, invertir en el jugador azteca.
Parapetado en el discurso tradicionalista y conservador donde se justifica que lo hace para hacer respetar la ética, los buenos valores, el abolengo del club, el respeto a la afición, la sana competencia, el respeto a los ideales fundamentales del deporte mexicano. Todo lo anterior para hacer valer –eso sí- su palabra señalando las denostaciones, acusaciones falsas y tendenciosas que han derivado en una campaña de odio y abusos, al grado –según el empresario- de amenazas de muerte.
Injustificable siempre será toda acción ultraconservadora y totalitaria venga de quien venga, y más de quien se ha venido publicitando como un hombre progresista en el balompié mexicano. Todo indica que esto de ser Jorge Vergara el dueño de unos de los clubes más importantes del país, ha venido jugando un papel importante en la privatización del futbol mexicano. Después de tiempo, no vaya ser que el iniciador de tortas y hoy un empresario exitoso, sólo sea un prestanombres de un grupo de extranjeros que han venido para adueñarse de un patrimonio tan popular y arraigado en nuestro país, como es nuestro futbol mexicano.
El Apunte
Si de ejemplos futbolísticos y empresariales queremos seguir, reconozco con dolor, que el club catalán Barcelona, es sin duda hoy día un club modelo a seguir, tanto en su estructura deportiva como en su esquema empresarial.