Años después, frente a la pantalla de televisión (ese moderno pelotón de fusilamiento mediático, desde donde se ajusticia en caliente a los adversarios de este gobierno) la escena de la conferencia “mañanera” presidencial me llevó a recordar aquel abril de 2008, en que mi tío Ramón me llevó a ver un partido de beisbol al parque “Beto Ávila” en Boca de Río, mi ciudad natal. La referencia al Gran Gabo y el recuerdo de la primera vez que fui a un partido del Rey de los Deportes, me vinieron a la mente al ver que Palacio Nacional se convirtió por unos momentos, en una sucursal de las Escuelas de Beisbol que promueve el gobierno federal en las 32 entidades del país, proyecto al que se le destinó en 2020 alrededor de 350 millones de pesos.
Desde dogout, el presidente Andrés Manuel López Obrador personalmente le puso una pelota “fácil” a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para que la bateara de home run en el campo de la autoridad que “sólo ha servido para avalar fraudes electorales”.
Pero la bola estaba demasiado ensalivada por maldita la costumbre, y tomó por sorpresa a la ex ministra, que apenas con fuerzas para sostener en sus manos el bate-micrófono, la vio venir convertida en una curva rápida que terminó abanicaaaaaando y ponchándose, ante la mirada severa del mánager del gabinete presidencial.
Todo empezó cuando en su papel de pitcher del equipo de los comunicadores, el famoso Lord Molécula, que también trabaja como recoge bolas del equipo oficial, le mandó a AMLO (juro que lo ví con camisola y pantalón en vez de su traje dos tallas más grandes de la suya) señales sobre lo mal que se paran últimamente los de la novena del Instituto Nacional Electoral (INE) en el diamante, algo que podía ser aprovechado por el equipo guinda en sus próximos juegos, en los que por decreto presidencial, siempre batea con “casa llena” .
Palabras más, palabras menos, el que también sirve de animador para las porras digitales que siguen diariamente el juego, le dijo que el manager de los del INE —esos que se niegan a ganar incluso cuando sus adversarios dejan el campo en la parte baja del último inning— había dicho que no podía seguir disparando sus instrucciones desde la cueva y mucho menos utilizando el potente megáfono mañanero, con el que se dedica a aturdir, descalificar y descarrilar a los adversarios.
Por eso el mánager mandó como bateadora emergente a la ex Ministra, a quien le turnó la pelota lanzada por Molécula, una pelota sencilla, destinada a volar la barda desde la caja de bateo y dañar no al equipo de comunicadores que juegan siempre a perder en los partidos de la temporada regular, sino al INE. Y en pleno comienzo de los playoffs.
Pero en vez de la celebración, el rostro del timonel se tornó serio, y su sonrisa simplemente se secó cuando vio el parado titubeante de la titular de Gobernación y su temblor a la hora de agarrar el bate que otros emergentes como Alfonso Durazo, López-Gatell y ¡hasta Arturo Herrera!, utilizan a dos manos, con verdadero júbilo, no sólo para darle a la bola y a los adversarios, sino hasta al público que rechifla desde el graderío.
Y es que las señales al bateador fueron clarísimas: AMLO quería sólo que la “mujer al bat” tomara el instrumento y chocara la bola para que ésta se fuera al cielo mediático e hiciera estallar fuegos artificiales en todo el parque nacional de la 4T.
Pero Sánchez Cordero, que en toda la campaña regular ha bateado por debajo de los .150 (mil pesos mensuales) desperdició su turno que parecía una oportunidad de oro para reivindicar su permanencia en el equipo: terminó dándole la razón al estratega del INE, Lorenzo Córdova, que piensa recurrir a las más altas autoridades del deporte de los batazos electorales, para pedir que este émulo de Earl Weaver, el legendario manager de los Orioles de Baltimore que fue expulsado 90 veces por su carácter recio y desbocado, ajuste su actuación a las reglas profesionales.
–“Efectivamente, el Tribunal Electoral recientemente no se abocó al fondo del asunto (dirimir si el presidente puede o no mantener sus conferencias de prensa mañanera durante las campañas electorales), sino solamente a temas de forma”, declaró la titular de Gobernación ante un López Obrador que se esforzó en parecer impávido ante la tele.
Sobre todo porque Molécula había hecho su mejor lanzamiento al plato mediático mañanero al poner una grabación del estratega del INE en el que insiste que la mañanera no se lleva con la campaña electoral, y encima de tamaña zalamería, señalar:
–¿Qué opinión le merece, presidente?, ¿está desacatando el presidente del INE la decisión del Tribunal? ¿Y qué va a suceder con las conferencias mañaneras?
Después del vergonzoso abanique público, la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación pidió otra oportunidad al bat, aunque después de esto, quién sabe si volverá a estar en el orden de bateo:
–“A mí me gustaría, señor presidente, si no tiene usted inconveniente, traer la información, porque es solamente de memoria y solamente lo que aconteció el año pasado y la sentencia que emitió el tribunal”.