Auris sacra fames (maldita sed de oro)
Virgilio, La Eneida
El avión presidencial, el símbolo
El avión presidencial es el símbolo. Quien ve sólo cifras, números, operaciones aritméticas, que sí son relevantes, no comprende el porqué de la insistencia, la casi obsesión por el armatoste.
El avión es una proyección material de aquello que se pretende desterrar: el robo del dinero público para satisfacer la vanidad de la cúpula gubernamental, el dispendio, el contraste dramático entre los recursos de los que se allegaba la clase política y los escasos de que pueden hacer uso los más necesitados.
El abismo entre ambas posibilidades era inmenso, cada vez se hacía más profundo, había que aflojar esa cuerda progresivamente tirante para que no reventara de manera violenta.
Los filósofos griegos y la acumulación material
Los filósofos griegos abordaron el tema de la acumulación de dinero. Antes, en el siglo VIII a. C., Hesíodo expresó que el deseo de lucro hace perder la cabeza a los hombres y esa falta de escrúpulos oprime la honradez”.
Platón y Aristóteles sostenían que ese apetito por parte de los gobernantes debería ser controlado ya que podría tener consecuencias nefastas en la vida de la polis (ciudad-Estado). Platón entendía la codicia como una enfermedad del alma, terrible por ser capaz de corromperlo todo; la corrupción de un hombre con poder, decía, afecta a toda la ciudad y la sume en la desgracia.
Para Aristóteles, la acumulación de dinero es una actividad contra natura que se convierte en un fin en sí misma y deshumaniza a las personas. Siguiendo a Platón, descalificaba las actividades cuyo objetivo fuera exclusivamente la ganancia.
La avaricia para Tomás de Aquino
Tomas de Aquino define la avaricia no como un simple deseo de obtener riqueza, sino como un deseo inmoderado de acumularla.
Sobre Aristóteles, escribe:
“La primera especie de cambio -la que se centra en el sustento- es laudable porque responde a la necesidad natural; mas la segunda es con justicia vituperada, ya que por su misma naturaleza fomenta el afán de lucro, que no conoce límites, sino que tiende al infinito”.
De Aquino considera que la acumulación no representa nada contrario a la virtud, siempre y cuando el capital que se obtenga se utilice en fines virtuosos:
“Así ocurre cuando un hombre destina el moderado lucro que adquiere mediante el comercio al sustento de la familia o también a socorrer a los necesitados, o cuando alguien se dedica al comercio para servir al interés público para que no falten en la vida de la patria las cosas necesarias, pues entonces no busca el lucro como un fin…”.
Carencia de conciencia, principios y valores de los políticos que están en proceso de destierro.
Dudo que los políticos acusados de corrupción en México hayan leído a los griegos, pero no necesitarían haberlo hecho para conocer esos conceptos. Pudieron haberlos aprendido en casa, en la escuela o en el transcurso de la vida, por lo menos alguien debió haberles impartido alguna enseñanza en ese terreno. Y es que no se trata tanto de conocimientos sino de conciencia, de voluntad, de ideales, de principios y valores de los que ellos desafortuandamente carecen.
Y sí, el avión presidencial es un símbolo de todo lo que es necesario desterrar, venga de quien venga, en esta Cuarta Transformación.