Existen poemas para el amor, el desamor, la paz mundial, para los hijos, a los padres, a los abuelitos, a los perros, inclusive hay un poema dirigido a las prostitutas. Estoy casi segura que muchos de nosotros no sabíamos que hay una persona que escribió “La Oda al Tamal”, Juan José Botero. Según Wikipedia fue un escritor rionegrero que colaboró en la edición de varios periódicos y revistas literarias.
En este día donde todos nos encontramos comiendo tamales, podemos leer o recitar este poema que en lo particular me pareció algo muy profundo e inspirador, como sugerencia, usted puede disfrutar de estos hermosos versos al mismo tiempo que disfruta de este exquisito platillo, ¡Provecho¡
Poema al Tamal
¡Hoo Esponjado tamal¡ Yo te saludo ¡Salve, mil veces, oloroso envuelto, bien venido si traes entre tu vientre dos grandes presas y un carnudo hueso.
Corta fue tu existencia: ayer tan solo en frescas verdes hojas te envolvieron, el espacio de un sol duró tu vida, nacidos ayer y hoy mueres ya de viejo.
Voy a romper las ligaduras que atan las mustias hojas a tu blanco cuerpo, que arrojados con otros a una olla se marchitaron tu vestidura al fuego cortada está la guasca, hoja por hoja, suavemente separo con los dedos, y ante mi vista, blanco y sudoroso, te haz quedado, tamal, en puros cueros.
Te contemplo en pelota y la cuchilla me atrevo a llevar sobre tu cuello, porque temo encontrar al degollarte, en vez de carne algún pelado hueso.
Aguarda, pues, yo aspiro tus olores entre tanto que un trago me atropello para tener valor de acuchillarte, para tener valor de abrir tu seno.
A rezar lo que sepas, ya mi mano con cachi blanco de afilado acero, aguarda la señal con impaciencia, de dar el golpe sobre tu albo pecho.
Que si cuna tuviste en una olla sancochado al hervor de un fuego lento, sepulcro te va a dar esta barriga do has de dormir tu postrimero sueño.
Prepárate a morir; recibe el golpe, eso, es tamal....así....quieto, muy quieto, ¡Tris¡ ya se abrió tu abdomen abultado, mas, ¡ Qué es esto? ¡Gran Dios! ¡qué es lo que veo!
Bien dije yo, tan solo masa había donde soñé encontrar un buen relleno; ¡Desilusiones de la vida humana soñar con carne y encontrar un hueso!
Y tanto olor y tanta vestidura, y tanta cinta para atar tu cuerpo, y al fin, venido a ver, ¿qué había en el fondo? Masa, vinagre, pestilente cuero....
Tamal: si acaso vanidosa gente con sarcasmo te mira, con desprecio dile que todo en este infame mundo es un blanco pastel sucio por dentro.