Si los maleantes quieren guardar su botín en bancos que protejan celosamente su información (y donde puedan realizar inversiones ilegales), no entiendo por qué buscan “paraísos fiscales” en países tan enanos que parecen invento de Borges; en lugar de países grandes, como China, donde su varo pasaría desapercibido entre el anonimato de la sobrepoblación; aparte, en China les ayuda el confuso idioma. 

Si llegara la Interpol preguntando por el Banco Chin Lee, los mandarían al Banco Shin Li, y de ahí, al Banco Xin Li, etc.

No sé porque prefieren países pequeños, donde hay más bancos que habitantes; como Andorra, que uno cree que es la capital de Portugal (así como muchos confunden Córdova con Orizaba, tanto en Veracruz, como en la Colonia Roma, CdMx).

No entiendo porque no acudieron a los bancos del Vaticano, país que uno confunde con un barrio católico de Roma, Italia (donde, además de tener la bendición Papal, su “lana” está protegido por la mafia); salvo que temieran que el Clero, por iluminación divina, agarrara limosnas sin avisar.

Como los maleantes son de mentes estrechas, seguramente buscarán otro país diminuto, tipo Mónaco, Tuvalú, o el Principado de Sealand (que es una plataforma marina abandonada en el Mar del Norte); en esta situación, la 4T debería promocionar el Estado de Tlaxcala como “paraíso fiscal” (si los magueyes no les parecen suficientemente paradisiacos a los clientes, se plantan unas palmeras junto a los bancos; y en vez de champán, se les sirven curados de uva blanca).

Tlaxcala tiene más protección que la Casa Blanca, allí está Tenancingo, capital internacional de la “trata”; y tienen vecindad con Puebla, donde dicen que se andan paseando Mario Marín y Kamel Nacif, los “preciositos” buscados por la Interpol, por “trata”, pornografía infantil y tratar de matar a la periodista Lydia Cacho.

Acudan al Banco Tlahuicole y apoyen a México, en vez de dejar propinas en exóticos países de película del Santo. Además, la mayoría de ratas son de México; se ahorran los pasajes, los viáticos, los gastos de la visa y el pasaporte; aparte así cuidan su salud en tiempos pandémicos, evitando aviones, viajando a países de dudosa salubridad, donde, si no han visto al Conde Drácula, han almorzado tacos de murciélago al pastor. ¡Consuman lo que el país produce!