No se trata de la liturgia de la sucesión presidencial del próximo 2018, me refiero a la tradición sucesoria del Banco de México.

La columna viene al caso por el comentario de Emilio Gamboa acerca de la aptitud e idoneidad de José Antonio Meade para sustituir a Agustín Carstens como gobernador del banco central.

Esas palabras llegaron a mover el tablero de las especulaciones de la sucesión presidencial, pero no también me hizo recordar que para la sucesión del Banco de México también hay liturgia.

¿Cómo se dan las sucesiones en Banxico?

El Banco de México por su función es una institución altamente prioritaria para el país, y debe cuidarse al máximo su sucesión para no generar turbulencias o especulaciones no necesarias.

Las reglas no escritas de su sucesión han permitido su desarrollo armonioso. Así que veamos cómo han sido los cambios de titular aquí, más allá del procedimiento legal para nombrarlo. Consultemos la historia.

Son tres los gobernadores que ha tenido el banco central: Miguel Mancera Aguayo, Guillermo Ortiz y Agustín Carstens.

Miguel Mancera fue el primero, él ya fungía como el número uno del banco. Simplemente cambió su título de Director a Gobernador. Por lo que su designación no tiene un contexto sucesorio.

De Mancera a Ortiz

La primera sucesión de gobernador del Banco de México fue el cambio de Mancera a Guillermo Ortiz Martínez el 1 de enero de 1988.

Ortiz antes de ser designado como gobernador se desempeñaba como Secretario de Hacienda en el gobierno del Zedillo, esto sin pertenecer a un partido político.

Después del banco, Ortiz pasó a ser Presidente del Consejo de Administración del Banco de Pagos Internacionales.

De Ortiz a Carstens

La segunda sucesión se da el 1 de enero de 2010 al dejar de ser Gobernador Guillermo Ortiz y dar paso a Agustín Carstens.

¿Qué hacía Carstens antes de ser gobernador? Era el Secretario de Hacienda en el gobierno de Calderón; el cargo lo desempeñó de igual manera sin ser militante de ningún partido político.

Carstens anunció su renuncia al Banco de México para irse de Gerente General del Banco de Pagos Internacionales, el mismo banco al que se fue Ortiz Martínez.

Sucesiones idénticas

Las únicas dos sucesiones que el Banco de México ha tenido son idénticas.

El Presidente en turno propone a su Secretario de Hacienda en turno, el cual coincidentemente no ha sido militante de ningún partido.

Y curiosamente después del Banco de México, los gobernadores han tenido las más altas responsabilidades en el Banco de Pagos Internacionales.

¿De Carstens a Meade?

Hace algunos meses, todo parecía indicar que la liturgia se seguiría al pie de la letra.

El actual Secretario de Hacienda pasaría a Banco de México sin ser un servidor público afiliado a una institución política.

La fórmula sucesoria de Banxico ha funcionado exitosamente desde 1988.

Seguramente, el Presidente debe estar evaluando si vale la pena acabar con esta tradición sucesoria para que Meade se convierte no en el próximo candidato a Gobernador del banco central, sino el próximo candidato del PRI a Presidente de la República.

¿Qué querrá Meade?

No tengo duda de que Meade hoy quiere la Presidencia, para todo mexicano con espíritu de servicio es el más alto honor de la Nación. Pero hay un detalle, ese cargo se gana con votos en unas elecciones, vaya, Meade tiene que jugársela, tiene que convencer a millones de mexicanos de que él es la mejor opción.

¿Cuál es el costo de oportunidad de Meade? Ser el tapado del PRI a la Presidencia es renunciar a su oportunidad de ser Gobernador del Banco de México y muy posiblemente, como sus sucesores, pertenecer posteriormente a la alta dirección del Banco de Pagos Internacionales.

¿Por qué pierde su oportunidad? Supongamos que él gana, no tendría sentido ir después al Banco de México. Supongamos que él pierde, sería altamente improbable que un próximo mandatario lo proponga.

¿Y si no es Meade?

Para servir a México hay muchas trincheras. Hoy, Meade tiene la inigualable oportunidad de estar en el juego sucesorio de dos trincheras, las dos más importante para el futuro del país. En ambas el fiel de la balanza es el Presidente de la República.

Si Meade es el candidato presidencial del PRI, la pregunta es ¿quién es el tapado para ser Gobernador de Banco de México?

Y si Meade va al Banco de México, ¿entonces quién es el tapado para la presidencia?

Pronto, muy pronto, tendremos la respuesta a las dos preguntas anteriores; y claro, veremos qué liturgia y qué tradición pesa más.