Hace sólo unas cuantas horas, la Procuraduría General de la República (PGR) informó a través de su cuenta oficial de Twitter que el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, fue detenido en Guatemala. El funcionario se encontraba prófugo desde octubre del año pasado, por lo que la PGR ofrecía una nada modesta recompensa de 15 millones de pesos para quien proporcionara alguna información que pudiera revelar el paradero del exmandatario con el objetivo de facilitar su detención. Es importante que recuerde que Duarte está acusado de lavado de dinero, peculado y malversación de fondos (debido a que Veracruz ostenta la tercera deuda pública más grande del país), complicidad con el crimen organizado (ya que hasta el día de hoy, el estado tiene la tasa de asesinatos de periodistas más alta de todo el país) y hasta la revelación de una red de empresas fantasma a nombre del priista con más de 130 contratos irregulares. Para que tenga una idea más clara de la corrupción de este sujeto, se presume que la Universidad Veracruzana (UV) tiene una deuda que asciende a más de 1,500 millones de pesos por supuestos desvíos de recursos efectuados por él, además, cuenta con más de 30 denuncias ante la PGR en su contra.
De igual manera, sospechosa o milagrosamente (de acuerdo a la interpretación que usted le quiera dar), hace unos días la policía italiana detuvo al exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, en Florencia, Italia. El alguna vez diputado federal también era un prófugo de la justicia mexicana, ya que es acusado por los delitos de lavado de dinero, delincuencia organizada y presuntos vínculos con el crimen organizado.
Así, ante la difusión de imágenes y videos en los medios de comunicación relacionados con la aprehensión del primero, empezaron a propagarse algunos rumores respecto a un posible “montaje” que el Criptogobierno de la República había estado preparando desde hace tiempo. Digo “Criptogobierno”, porque la definición magistral acuñada por el jurista, filósofo y politólogo italiano, Norberto Bobbio, se adecúa perfectamente a nuestro caso; "Conjunto de hechos o acciones realizadas por fuerzas políticas eversiyas que actúan en la sombra en conexión con los servidos secretos, con una gran parte de estos o, por lo menos, no obstaculizados por los mismos" (Bobbio, 1985). Y es que a estas alturas del partido, no resulta descabellado pensar que la oligarquía que gobierna en Los Pinos necesita de una coartada eficaz para mejorar sus números en el Estado de México. Alfredo del Mazo desciende en las preferencias electorales y el PRI sabe muy bien que perder el poder en la entidad que catapultó a Peña Nieto, sería un duro golpe para el candidato presidencial que aún no se destapa para las elecciones del 2018. Para esto, es necesario un distractor que ponga en boca de todos al partido, pero esta vez de una manera positiva, o sea, mediante halagos y aprobaciones por la captura de exmandatarios que no cumplieron con el “Estado de derecho” que tanto presume el Revolucionario Institucional. Esto quiere decir que las sorpresivas detenciones de estos dos exmandatarios priistas corruptos concretadas en menos de un mes, son la jugada perfecta para intentar recuperar un poco de esa legitimidad que año con año ha ido perdiendo el PRI.
Habrá que ver qué es lo que pasa dentro de estos días, porque como usted debe de saber, estimado lector, hay un claro enemigo a vencer para la derecha en los próximos meses: Andrés Manuel López Obrador.
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*El autor es licenciado en Sociología por parte de la Universidad Autónoma Metropolitana.