Hoy 25 de diciembre se celebran dos cosas importantes: Los festejos de Navidad y la fiesta del Sol Invicto, una ceremonia pagana que sería el origen de la celebración navideña actual.
La Navidad es la fiesta que sucede a la víspera de la natividad de Jesucristo o Nochebuena en la tradición cristiana, según la cual el 24 de diciembre es la noche en que nació el hijo de dios.
El 25 de diciembre entonces, se festeja el nacimiento de Jesucristo en Belén –que actualmente se encuentra en Palestina-.
¿Por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre y que relación tiene con la fiesta del Sol Invicto?
Los festejos de Navidad se celebran tradicionalmente a nivel mundial para conmemorar el nacimiento de Jesucristo la noche del 24 de diciembre o Nochebuena.
Se cree que el origen de la Navidad ocurrió entre los años 320 a 353 d.C en el papado del papa Julio I quien fijó como día para la celebración el 25 de diciembre.
La elección de la fecha tenía la intención de promover la conversión de los paganos en Roma al cristianismo, quienes celebraban la ceremonia del Sol Invicto justamente el 25 de diciembre.
En el año 440 el papa León Magno declaró la fecha como el día en que se celebraría la Navidad, pero no fue sino hasta el año 523 con el emperador Justiniano que se le declaró como fiesta oficial del Imperio Romano.
¿Qué es la fiesta del Sol Invicto que se celebra el 25 de diciembre, día de Navidad?
Aunque ambos festejos, Navidad y el día del Sol Invicto se celebran el 25 de diciembre, aunque el origen de las celebraciones tiene orígenes muy distintos.
El significado de Sol Invicto es el de un sol nuevo que nunca ha sido derrotado y relacionado a la idea de que la luz prevalece siempre sobre la oscuridad.
La Navidad nació como parte de la tradición cristiana para convertir a los paganos en creyentes; sin embargo, la fiesta del Sol Invicto o Nativitas Solis Invicti, alude al nacimiento del Sol Invicto dentro del mitraísmo, un culto de adoración al dios romano Mitra.
El dios Mitra tiene un origen en Persia, pero fue asimilado dentro del panteón romano de dioses y se vincula a los cultos mistéricos por su origen guerrero asociado a los legionarios o soldados romanos.
Un culto o religión mistérica se caracterizaba por la iniciación y práctica ritual de misterios asociados a deidades que no podían revelarse a los ajenos y se vinculaban principalmente a las castas gobernantes o aristocráticas del mundo grecorromano.
El dios Mitra era adorado en cultos mistéricos exclusivamente masculinos muy asociados al mundo militar de la Antigua Roma que se introdujo en el año 62 a.C compitiendo con el cristianismo hasta el siglo VI.
El dios era representado como un hombre joven que usaba un gorro frigio que sacrifica con sus manos a un toro.
El sacrificio del toro se retrataría dentro de la práctica religiosa dando de comer esta carne acompañada de vino y de donde provendría el rito cristiano de la eucaristía donde se ofrece presuntamente: el cuerpo y carne de Cristo, representados por el vino y la hostia.
Curiosamente, el 25 de diciembre –fecha que coincidiría con el solsticio de invierno- en la antigüedad, se conmemora el nacimiento de Mitra, además los creyentes consideraban sagrado el domingo por ser el día del sol.
El sincretismo entre los misterios mitráicos y cultos solares orientales que se practicaban en Roma, se produjo en el siglo III bajo el gobierno del emperador Aureliano quien hizo oficial la religión al Sol Invictus o Sol Invicto.
Sin embargo, el culto al Sol Invicto no era lo mismo que la adoración a Mitra aunque se hubiesen fusionado.
Fue el emperador Marco Aurelio Antonino Augusto o Heliogábalo, quien introdujo el culto al Sol Invictus en Roma desde Siria –donde había nacido-, con la adoración al dios solar: El-Gabal.
En latín se le rebautizó al dios como Deus Sol Invictus o dios Sol Invicto y se asoció a la figura de Helios, a quien se personificaba como el sol.
Fue gracias al decreto de Constantino en el año 312 d.C cuando se hizo oficial el día del Sol, siendo designado para ello, el séptimo día de la semana o el domingo.
Aunque fue con el papa Julio I cuando se estableció que el nacimiento de Jesucristo ocurriese el día de la fiesta del sol en el solsticio de invierno aludiendo a la tradición de que este derrotaba a la oscuridad, quedando así establecido el 25 de diciembre hasta la actualidad.