Desde su primera aparición en 1979, el xenomorfo de Alien se ha convertido en una de las criaturas más temibles de la ficción, siendo catalogado como el depredador perfecto; al ser implacable en su cacería y virtualmente indestructible. Si bien en primera instancia se apela a ese sentido de miedo a lo biológicamente desconocido (el mundo natural que ya no es parte del ser humano), para establecer su forma depredadora; Ridley Scott, H. R. Giger y Dan O’Bannon también establecieron otra aversión propia de la cultura moderna para crear al extraterrestre: lo sexual.

Más allá de su brutalidad explícita, la construcción del xenomorfo tiene como base el instinto sexual desencadenado; no por nada Giger le dio un diseño muy parecido al órgano reproductor masculino. Con eso en mente, las apariciones y muertes que produce en su camino pueden ser emparejadas con violaciones. Como ejemplo tenemos el primer contacto y la aparición clásica de la larva del animal; misma que salta del huevo y se incrusta en la cara de uno de los exploradores de la Nostromo; con el fin de poder asegurar su supervivencia, al mismo tiempo que preña a su presa. Acto seguido, da a luz a un pequeño y letal bebé xenomorfo.

La razón de esto es que hay un tabú hacía todo lo corpóreo, algo que ya mencionaba Nietzsche en varias de sus obras, y Michel Foucault en su Historia de la Sexualidad. Ambos filósofos señalan que, a raíz de la mala interpretación del mito judeocristiano, hablar del cuerpo, mostrarlo y sobretodo señalar los caracteres sexuales del humano es visto como algo malo, pues no es propio de una persona que quisiera entrar al mundo extraterreno. Recordemos, el cuerpo es sucio, porque ahí se produce el pecado; el alma, esa parte trascendente e intangible es pura, por lo que hay que mantenerla así a perpetuidad.

Asimismo, el francés señala que el acto de la penetración, se dé en el ámbito que sea, es una muestra de poder; cuando se es consensuado, este se diluye entre las dos partes; porque hay un diálogo donde una sede para ser poseída. Cuando no hay un consenso, significa que se quiere ejercer una potencia unívoca, una demostración de fuerza total sobre un agente que no desea entrar en esa dinámica; al ente activo no le importa esto último, pues su único interés es meramente de satisfacción instintiva, dejando en claro que quiere y puede (sin pensar y aceptar las consecuencias derivadas de esto).

Aquí hay que apuntar algo. Uno podría pensar que esto se aplica en cuanto a los personajes femeninos, Ripley es perseguida durante 4 películas por el xenomorfo, puede decirse que el depredador sexual tiene intenciones de poseerla en todo ese tiempo, y bien podríamos estar en lo cierto; pero lo que en realidad quería el director, diseñador y guionista era, más que mostrar a la Teniente como sexualmente indefensa, era señalarle a los hombres que ellos están en una misma posición de vulnerabilidad ante un ser con estas características. Que se tiene un miedo casi innato a ser penetrado, preñado y dar a luz a un ser vivo; no importando la orientación sexual que se tenga.

Así, el miembro viril, esa parte que tanto enorgullece al género masculino se transforma en un monstruo que no puede ser contenido.

El xenomorfo es el depredador perfecto, no por su letalidad, sino por ser el deseo que no puede ser contenido.