Hay un problema a nivel mundial con la gestión de residuos, es por ello que Australia está creando un ‘ejército’ de moscas genéticamente modificadas que acaben con los desechos humanos.
Este ‘ejército’ de moscas están siendo desarrollado por científicos de la Universidad Macquarie de Sydney, quienes planean tener listo al primer escuadrón a finales de 2024.
Las cuales serían puestas a prueba en instalaciones de tratamiento de residuos en diversas partes de Australia; mostrando una gran confianza en su desarrollo.
Tanto así que ya fundaron su propia empresa, EntoZyme, y planean comercializar su investigación si esta da resultados favorables en Australia.
¿Cómo trabaja el ‘ejército’ de moscas modificadas de Australia?
De acuerdo con el estudio sobre el ‘ejército’ de moscas modificadas de Australia, lo que se hizo fue hacer algunos ajustes genéticos a larvas de estos insectos.
Esto, para que amplíen los residuos que consumen.
Si bien las moscas ya rondan en los desechos humanos, estas no los consumen en su totalidad, separando su comida y dejando el resto de los residuos.
Con las modificaciones genéticas, el ‘ejército’ de moscas ahora acabaría con todos los desechos humanos generados de manera orgánica.
Lo cual no solo ayudaría a gestionar el problema con la basura, también traería algunos beneficios extra como la reducción de metano en la atmósfera.
El ejército de moscas de Australia podría ayudar en otros ámbitos
Además de acabar con los desechos humanos, este ‘ejército’ de moscas modificadas de Australia tiene el potencial de ayudar en otros ámbitos.
Este ‘ejército’ de moscas modificadas de Australia también podrían producir enzimas para alimento de otros animales, productos farmacéuticos y elaboración de textiles.
También se estaría evaluando liberarlas en entornos tóxicos para que consumieran desechos contaminados que son de alta peligrosidad para el humano o otros animales.
Ahora bien, los científicos saben que esto se debe de valorar con mucho cuidado, pues una falla en la modificación genética podría representar un peligro.
Aunque de momento se tiene mucha confianza en el trabajo que se viene realizando con los insectos.
Con información de Nature y Universidad Macquarie de Sydney