Mi nombre es Clive Bates. Soy exdirector de “Action on Smoking and Health” (Reino Unido), exfuncionario público de alto rango, y actualmente dirijo una consultoría independiente de intereses relacionados con el tabaco y la nicotina.
Me gustaría proponer cinco razones principales para que consideren oponerse a la propuesta de prohibición constitucional de los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado. No cabe duda de que estos productos son mucho menos dañinos que los cigarrillos, y prohibirlos causaría más daño que beneficio.
1. Apoyo al comercio de cigarrillos. Prohibir alternativas mucho más seguras a los cigarrillos no tiene sentido mientras los cigarrillos están disponibles en todas partes. Una prohibición aumentará el consumo de cigarrillos, fortalecerá el comercio de cigarrillos y dificultará que los ciudadanos mexicanos reduzcan su riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias. No hay justificación para apoyar a la industria del tabaco de esta manera.
2. Criminalización del suministro. Prohibir los vapeadores no hace que desaparezcan. Esto significa que ahora serán suministrados ilegalmente por oportunistas, redes criminales y cárteles, lo que también resultará en más violencia, extorsión y corrupción.
3. Un mercado sin regulación. Una prohibición deja al regulador impotente y al mercado completamente sin regulación. Productos peligrosos y de baja calidad ingresarán ilegalmente a México e incluso pueden incluir dispositivos utilizados para drogas ilícitas como el fentanilo. Prohibir no es ser estricto, es abandonar la responsabilidad.
4. Cierre de negocios y transformación de jóvenes en distribuidores. La prohibición solo permite el suministro criminal y cerrará negocios mexicanos legales y orientados a la salud, atrayendo a los jóvenes como distribuidores y consumidores.
5. Una operación de interferencia extranjera. Los políticos y medios mexicanos deben estar conscientes de las influencias extranjeras en estas decisiones a través de fundaciones estadounidenses de multimillonarios que impulsan una agenda de prohibición ideológica bien financiada, mientras se oponen a soluciones pragmáticas. Con sede en Nueva York, Bloomberg Philanthropies recientemente ofreció subvenciones para apoyar la prohibición en México y una política similar en Brasil. ¿Por qué alguien debería dar la bienvenida a una interferencia estadounidense tan altamente financiada en la política y las políticas públicas mexicanas?
Mi mensaje final para el liderazgo político y de salud pública de México: No lo hagan. Esta medida causará mucho más daño que beneficio. No es difícil prever lo que puede y va a salir mal (ver arriba). Una política como esta debería ser fácilmente reversible a la luz de la evidencia y la experiencia.
Atentamente, Clive Bates. Director de Counterfactual. Londres.