Las periodista Cristina Pacheco, quien murió el 21 de diciembre a los 82 años, le escribió una emotiva carta a su esposo, José Emilio Pacheco, la cual fue publicada tras la muerte del escritor, en enero de 2014.

La escritora y periodista de Canal 11 murió apenas unas semanas después de despedirse, en medio de lágrimas, de la emisión “Conversando con Cristina Pacheco”, programa transmitido desde 1997.

La hija del matrimonio entre Cristina Pacheco y José Emilio Pacheco, Laura Emilia Pacheco, confirmó la muerte de su madre el 21 de diciembre, a través su cuenta de Facebook.

La carrera de de la periodista, escritora y presentadora de televisión fue conocida principalmente por dos programas transmitidos por el Canal 11:

  • “Aquí nos tocó vivir”, la cual se transmitió de 1978 a 2023
  • “Conversando con Cristina Pacheco”, transmitido de 1997 a 2023
Cristina Pacheco y José Emilio Pacheco

Así era era el amor entre Cristina Pacheco y José Emilio Pacheco

Cristina Pacheco le dedicó una extensa carta a José Emilio Pacheco tras su muerte el 26 de enero de 2014, la cual fue publicada en la columna “Mar de Historias” de La Jornada, bajo el título “El eterno viajero”.

La carta de Cristina Pacheco a José Emilio Pacheco está dividida en cuatro partes, en las cuales la periodista hizo uso de algunas metáforas para hablar de la partida de su esposo y del amor que vivieron juntos:

“Los arreglos para tu viaje fueron muy complicados. Decidir qué ibas a meter en la maleta nos tomó horas, aunque mucho menos que ordenar en fólders los textos que pensabas corregir una vez más. No dispuse de un minuto libre para ir a la papelería, así que estoy usando el cuadernito que nos mandó Almudena Grandes: El lector de Julio Verne.

Cristina Pacheco

“Coincidimos en que te fueras caminando a la estación para registrarte mientras yo me estacionaba. Tardé mucho en lograrlo. Cuando bajé del coche me di cuenta de que habías olvidado tu bufanda. La tomé y corrí tan rápido como me lo permitieron los zapatos de tacón alto”.

“Si me hubiera puesto botas quizás habría llegado a la estación antes de que te pasaran al área destinada a los viajeros. Intenté convencer a un guardia de que me permitiera pasar hasta allí para entregarte tu bufanda. Se negó. Le supliqué y hasta lo hice partícipe de tu vida (cosa que detestas), explicándole que te ibas a una ciudad que estaba a 40 bajo cero. Se estremeció como si fuera él quien iba a padecer un clima tan adverso”

Cristina Pacheco

Sentí desesperación, necesidad de abrigarte el cuello y corrí pegada a las vías, pero no alcancé el tren y mucho menos a la altura del vagón en que ibas”, escribió la periodista.

Cristina Pacheco: “Reapareció frente a tu ventana el colibrí que tanto te gustaba. Si él regresó, es imposible que no regreses tú”

En la carta dirigida a José Emilio Pacheco, Cristina Pacheco habló de lo difícil que fue la pérdida de su esposo, con quien contrajo matrimonio que duró casi 50 años y procreó dos hijas.

“Después de consultar índices y hacer sumas me decidí por Los Thibault. Sus seis tomos alcanzan mil 830 páginas con letra pequeña. Tomando en cuenta que mi trabajo me deja poco tiempo libre, calculo que leer esta novela me tomará muchos meses, aunque menos de los que tardarás en regresar”.

“Si estuvieras aquí y te mostrara mi primera compra desde que te fuiste dirías: Este libro lo tenemos. ¿Para qué trajiste otro? Pues para no ver tus anotaciones en los márgenes, las marcas que dejaste, la ceniza de tu cigarro que cayó entre las hojas. En las circunstancias actuales, encontrarme con esas huellas me lastimaría”

Cristina Pacheco

“En cuanto abrí la puerta te grité el saludo de siempre, ya sabes cuál. Subí a tu cuarto rápido, como si estuvieras esperándome. No estabas, pero encontré la ropa que dejaste tirada, el encendedor que diste por perdido y la cachucha con que te protegías de la luz artificial para ahorrar vista, según tus propias palabras”.

“Ya casi llené el cuadernito de Almudena (un diario personal). Le pondré la fecha de hoy: 26 de enero. Mañana escribiré en la primera libreta de las muchas que tendré que llenar contándote mi vida hasta el día en que vuelvas. Ya sé que esta vez no será pronto. En cierta forma es mejor: me darás tiempo de cumplir con todos tus encargos, entre ellos encontrar la pluma negra con la que tenías mejor letra. Esto me recuerda otro de mis pendientes: descifrar lo que escribiste en hojas sueltas las noches anteriores a tu viaje”

Cristina Pacheco

“Hice una pausa. Me levanté del escritorio porque reapareció frente a tu ventana el colibrí que tanto te gustaba. Si él regresó, es imposible que no regreses tú”, finalizó la escritora.