El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, ha anunciado que retrasará hasta 2035 la prohibición de vender coches nuevos de combustión (diésel y gasolina).
Esta decisión ha sido criticada por organizaciones medioambientales, que la consideran un “ataque a la industria, al clima y a los consumidores”.
Diversas asociaciones medioambientales en Europa, han publicado una carta en la que instan al gobierno británico a “evitar un error histórico”.
En la carta, las organizaciones aseguran que el retraso de la prohibición “provocará conmociones en toda la industria”, que está realizando grandes inversiones en infraestructura, baterías y materias primas para lograr una “transición fluida” hacia un futuro eléctrico.
“Los cambios de última hora desestabilizan dichos planes, exponiendo las decisiones clave de inversión a un caos e incertidumbre innecesarios”
Organizaciones en Reino Unido
Además, retrasar la fecha para la prohibición de venta de coches nuevos de gasolina y diésel hasta 2035 en Reino Unido “abriría un enorme agujero” en el intento de alcanzar las cero emisiones netas para 2050.
¿Por qué el retraso en Reino Unido es un problema?
El retraso de la prohibición de coches de combustión en Reino Unido tiene una serie de implicaciones negativas, tanto para el medio ambiente como para la economía.
- Impacto en el clima: El retraso de la prohibición permitirá que se sigan vendiendo coches con motores de combustión durante más tiempo, lo que contribuirá a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta decisión podría suponer un aumento de las emisiones de CO2 en el Reino Unido de hasta 10 millones de toneladas al año.
- Impacto en la industria: El retraso también podría perjudicar a la industria automovilística británica, que ya está invirtiendo en la producción de vehículos eléctricos. Podría dar a las empresas rivales de otros países una ventaja competitiva, ya que estas podrían seguir vendiendo coches nuevos de combustión en el mercado británico.
- Impacto en los consumidores: También podría aumentar el precio de los coches eléctricos, ya que las empresas tendrán que seguir produciendo coches de combustión durante más tiempo. Esto podría dificultar que los consumidores pasen a conducir vehículos eléctricos.
¿Qué se puede hacer en Reino Unido?
La única forma de evitar los impactos negativos del retraso es que el gobierno británico revierta su decisión y mantenga la prohibición de coches de combustión para 2030.
Esto permitiría al país cumplir con sus objetivos climáticos y dar un impulso a la industria automovilística británica.
El retraso de la prohibición de coches de combustión en Reino Unido es un paso atrás en la lucha contra el cambio climático. La decisión es contraria a las recomendaciones de los expertos y podría perjudicar a la industria automovilística y a los consumidores.