Hace 15 años murieron 49 pequeñitos y pequeñitas en la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora.
No creo equivocarme al señalar que fue una de las mayores tragedias que hemos vivido en nuestro país y que pudo evitarse.
Los niños y niñas fallecidos tenían entre cinco meses de nacidos y cinco años de edad.
Hubo también 106 infantes lesionados.
La estancia infantil, según testimonios, no contaba con las medidas de protección necesarias, no había extintores ni detectores de humo, ni salidas de emergencia; tampoco tenía personal capacitado para atender emergencias, según marca el protocolo de Protección Civil.
Lo que es verdaderamente un horror es saber que junto a esos niños y niñas indefensos había una bodega, propiedad de la Secretaría de Hacienda del Gobierno de Sonora, repleta de documentos, placas vehiculares, sillas de madera y material combustible. Una bomba letal que estalló.
Se trataba de una guardería subrogada, una de las cientos que existían en el país en el sexenio de Felipe Calderón. Mediante este esquema de subrogación el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) permitía a particulares administrar esos lugares de cuidado, siendo en muchos casos un verdadero nido de corrupción, pues el amiguismo, el compadrazgo y los múltiples compromisos adquiridos por funcionarios federales, hicieron estas estancias un verdadero negocio.
La Guardería ABC era administrada por una “sociedad privada”. Una de las responsables era Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, familiar de Margarita Zavala, quien por supuesto, goza de libertad.
El entonces ex gobernador Eduardo Bours, en un cinismo aberrante dijo, que tenía la conciencia tranquila y dormía “como bebé”. Vaya que el luto de esas 49 familias no le importó, pues el año pasado apareció tan campante en un evento de Movimiento Ciudadano e incluso posó al lado de Jorge Álvarez Máynez, entonces coordinador de los diputados de su partido y excandidato presidencial.
Son quince años de duelo e impunidad. En 2010, tan solo doce meses después de la tragedia, la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dio una palmadita en la espalda tanto a Eduardo Bours como a Juan Molinar Horcasitas, fallecido en 2015 y a Daniel Karam, ambos ex titulares del IMSS, los cuales fueron exculpados. Los demás responsables, por ahí andan. Sólo en México se ven casos así.
La búsqueda de la justicia y reparación del daño ha sido un camino lleno de espinas para los sobrevivientes de la tragedia y las familias que viven una pesadilla de la que no pueden despertar.
Ayer, los que en 2009 eran niños y niñas y hoy son adolescentes, se reunieron y marcharon en memoria de los fallecidos. Algunos llevan cicatrices en la piel, todos en el alma.
Son 106 los adolescentes que fueron afectados en forma permanente, algunos padecen asma, rinitis, afecciones permanentes en los bronquios, otros viven con secuelas en la piel. Sus padres acusan que son revictimizados por el IMSS y que se les niega la atención debida, pese a que hace cuatro años el presidente López Obrador firmó un decreto en el que su gobierno se compromete a dar salud vitalicia tanto a ellos como a las maestras afectadas.
La exigencia de todos ellos es salud y libertad, pero sobre todo, justicia.
El recuerdo de la Guardería ABC nos llena de dolor y de rabia. Es un hecho que no debe repetirse. Queremos niños y niñas sanos, felices y bien cuidados. ABC, Nunca más.