Ese es mi cálculo de asistentes a la marcha de AMLO en el centro de la Ciudad de México. Si alguien ha hecho otra cuenta, que la presente y discutimos.
Estuve ahí, acompañado de mi nieto mayor, de 12 años de edad. Él quería asistir y acepté llevarlo, a pesar de ciertos problemas de salud que de vez en cuando lo incapacitan.
El niño se sentía bien y a las ocho de la mañana arribamos a la rotonda de la Diana en el Paseo de la Reforma.
Decidimos adelantarnos, así que empezamos a caminar una hora antes de que Andrés Manuel lo hiciera en el Ángel de la Independencia.
Así que mientras AMLO se formaba para empezar a andar, nosotros ya íbamos más allá de la calle Insurgentes, pero decenas de miles de marchistas tuvieron la misma idea que nosotros... la movilidad, entonces, no iba a resultar sencilla.
En todo momento vimos el Paseo de la Reforma completamente lleno; pensé en lo difícil que le iba a resultar avanzar al contingente principal que todavía no empezaba su recorrido.
A nosotros, que nos habíamos anticipado, se nos complicó bastante llegar a la avenida Juárez —el exceso de marchistas ya se expresaba en empujones—, pero pudimos hacerlo.
En algún momento pensamos que sí íbamos a poder alcanzar la meta de estar en el Zócalo para esperar ahí al presidente. Pero no pudimos.
Frente al hotel Hilton ya era imposible moverse: demasiadas personas buscaban lo mismo que nosotros y tal era la situación hasta la Plaza de la Constitución.
Lo más conveniente para el niño era retirarnos, y con cierta frustración abandonamos el centro de la Ciudad de México.
Nos costó trabajo arribar a donde habíamos dejado el coche, al que nos subimos poco después de las doce del mediodía.
En ese momento estimé, ahora veo que con ingenuidad, que Andrés Manuel ya habría llegado a la avenida Juárez y que la gente de alguna manera se abriría para dejar pasar al presidente y a sus acompañantes —Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López… Marcelo Ebrard, alias Don Gandalla, había formado su propio contingente para saludar a la gente sin tener que competir con la popularidad de AMLO
Me equivoqué al pensar lo anterior. A las 12:00 m. en el celular leí —desde luego, en SDPnoticias— que el presidente ni siquiera había completado el primer kilómetro de los cinco que hay entre el Ángel de la Independencia y el Zócalo.
Consulté entonces al pequeño profeta que todos llevamos dentro y pronostiqué que AMLO entraría al Zócalo a las tres de la tarde… y no fallé, ya que el presidente llegó a la Plaza de la Constitución más o menos a esa hora.
La ecuación es simple:
5 horas de marcha + 5 kilómetros de calle (del Ángel al Zócalo) = 1 millón de personas
Es mi dato. Si alguien tiene otro, me gustaría conocerlo, pero me atrevo a pensar que cualquier cálculo que se haga será superior a esa cifra de marchistas.
Ni Claudio X. González se atrevería a decir que hubo menos de 2 millones de simpatizantes de AMLO porque, evidentemente, se trató de una multitud récord en la ciudad de las multitudes, y además el señor X. y sus contadores dijeron que a la marcha de ellos —unas cuatro veces menor a la de AMLO— asistieron 600 mil personas..., así que ahora multiplican como mínimo por 2.