Entre muchas falsedades, Raymundo Riva Palacio mencionó una gran verdad en su artículo de El Financiero de este miércoles 19 de marzo: que la presidenta Claudia Sheinbaum “dio a conocer un estudio sobre ‘una guerra sucia en la red social X, con cuentas bots, contra el gobierno’, a la que le destinaron 20 millones de pesos en cuatro días”.

Es mucho dinero 5 millones de pesos al día. ¿Qué lograron quienes lo pagaron? Atiborrar lo que antes se llamaba Twitter de mentiras e insultos contra Morena, contra Sheinbaum y contra el expresidente López Obrador.

¿Disminuirá el prestigio de la presidenta con campañas tan vulgares? No lo creo. Mi experiencia me dice que la gente no se toma muy en serio a las redes sociales.

Ya se verá qué ocurre con la popularidad de Claudia. Por lo pronto, la prensa extranjera más influyente sigue asombrada por las estadísticas de aprobación de la presidenta mexicana.

Ayer el Financial Times destacaba el hecho: “La presidenta de México se sube a una ola de popularidad tras las amenazas de Trump”.

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El 80%+ de Claudia Sheinbaum no lo tiene ninguna persona gobernante en el mundo. ¿Caerá porque alguien está invirtiendo 5 millones de pesos al día para golpear en X a la presidenta y al expresidente de izquierda? Pienso que no porque el horror de las desapariciones no lo generó la 4T.

El horror, dice hoy Denise Maerker en Milenio, “se desató en 2009 en las zonas controladas por el grupo de Los Zetas, en Coahuila. Ahí se dio uno de los primeros hoyos negros”.

Año 2009. Sexenio de Felipe Calderón, en efecto. Estamos sufriendo las consecuencias del efecto bola de nieve. Para entenderlo cito a un periodista de La Vanguardia, de Barcelona, Antonio Bret:

“El efecto bola de nieve se define en su mismo nombre. Imaginemos una pequeña bola de nieve que va cayendo cuesta abajo. ¿Qué es lo que tenderá a ocurrir pasados unos segundos, mientras que la bola siga tocando nieve? Pues que esta seguirá creciendo, y creciendo y creciendo. Al principio puede ser pequeña e inofensiva, la típica bola de nieve que un niño puede tirar a otro sin mayores consecuencias. Pero esa pequeña bola de nieve puede convertirse en un alud que arrase con todo”.

Aunque no lo haya causado, corresponde a la 4T resolver la crisis de las personas desaparecidas. La presidenta Sheinbaum ha anunciado seis acciones inmediatas para enfrentar el problema. Entre otras, equiparar el delito de desaparición al de secuestro, fortalecer el Centro Nacional de Identificación Humana e incorporar en la ley nuevos protocolos que permitan generar una alerta de búsqueda inmediata en todas las corporaciones policiacas del país.

¿Alguna culpa atribuible a la 4T? Desde luego que sí. Ha habido gobernantes de izquierda muy malos, por incompetentes o corruptos. En Milenio el historiador Héctor Aguilar Camín ha encontrado el linaje de Teuchitlán: Zacatecas.

La familia Monreal ha gobernado pésimamente esa entidad y piensa seguir en el poder. No es el único grupo de la 4T echado a perder pero con capacidad de decisión. Un partido aliado de Morena, el Verde, es absolutamente sucio. Por eso no pasó en el Senado y en la Cámara de Diputados y Diputadas la ley antinepotismo en los términos en que la deseaba la presidenta de México.

La inseguridad no solo corresponde combatirla al gobierno federal. Las administraciones locales también deben aplicarse.

Hay gobernadores y gobernadoras confiables, como el de Jalisco, Pablo Lemus, quien no milita en Morena, sino en Movimiento Ciudadano; el panista de Querétaro, Mauricio Kuri, o el priista de Coahuila, Manolo Jiménez. La presidenta Sheinbaum sabe que puede trabajar eficazmente con ellos, lo mismo que con la mayoría de morenistas que gobiernan entidades federativas, ya que son personas serias y comprometidas con el bien común. Hay excepciones, como en Zacatecas. Manzanas podridas que urge al menos marginar para que no pudran a todas las demás.