Hoy en día en redes sociales, sobre todo en X, se desparrama el odio hacia otros como si nos conociéramos y reconociéramos unos con otros.
Creemos tener la verdad y muchos ahora la hacen de periodistas y reporteros para generar vistas y likes y así monetizar... Pero noto que nada duele.
Cientos de tuits llenos de alegría por la muerte de el conductor Daniel Bisogno. ¿Cómo serán sus vidas fuera de esta red?
Cientos de personas odiando a otras personas a las que sí les gustó la película Emilia Pérez. ¿En dónde está el daño por tener diferentes gustos?
Cientos de burlas de mujeres contra Ángela Aguilar por ejemplo y su maquillaje, y su cuerpo, su cabello y su novio. ¿No son felices?
Cientos de mexicanos alegrándose por la forma en que ya nos ningunea Donald Trump, sin que Claudia Sheinbaum tenga mucha capacidad de maniobrar contra él.
La envidia entre tuiteros es palpable: en realidad no quieren que a otros les vaya mejor que a ellos.
El diario El Financiero nombró a varias cuentas como las mas influyentes en X. Muchos se quedaron fuera de la terna. Los comentarios cargados de envidia se pudieron leer sin detenimiento.
Y digo: Hay de influenciadores a influenciadores.
El término al que varios se dirigen hacia personas de su antipatía es terrible:
Los apodos cargados de odio, el hate constante ante ellos, los apodos que hacen referencia a sus cuerpos… es de verdad alarmante.
También tiene que ver con una generación de adolescentes que está llegando a la plataforma X y ahí desde la comodidad de su celular sin mostrar rostro ni nombre hieren con sus palabras a otros. Les divierte y se nutren de ello.
Supongo son jóvenes que viven su día a día sin sentirse amados y sin amar a nadie.
Y no, no es que muchos le juguemos al “buenito” es que no le jugamos al cabroncito, con perdón de la palabra. ¿Y cómo solucionar esto? No hay muchas opciones. Pero hay esperanza.
El gobernador Mauricio Kuri acaba de prohibir que los niños y adolescentes porten celulares prendidos durante clases.
Obviamente muchos jóvenes casi entran en paro cardíaco por tal decisión pero era la única salida para que el alumno le haga caso al maestro y para que entre el alumnado pare el hate hacia otros, y para eso usan Instagram.
Para burlarse de otros, subir sus fotos y llenarlos de odio.
Ahí tenemos el caso de una pequeña niña en Estados Unidos, que era migrante. Sus “compañeros” empezaron a molestarla diciendo que Trump la iba a correr de ese país y a su familia igual... La niña se suicidó.
Parece ser que a Elon Musk no le inquieta esto, es más yo diría que adora ver arder el mundo.
Creo que debería de haber más sanciones por este tipo de conductas. Las hay pero solo es pura pantalla.
No es fácil denunciar cuentas que hablan de odio hacia otros. Es decir, sí se denuncian pero no procede .
Estoy cercana a realizarme una cirugía complicada en unos días. Por supuesto no lo esperaba y mi cartera menos. Me recetaron en lo que llega el día de la cirugía un medicamento y en la farmacia me dijeron que había desabasto del mismo. Y es un medicamento muy potente para las personas que padecen complicaciones gastrointestinales.
Pensé en todos aquellos que no pueden operarse en un hospital público, que es un hecho que morirán. Me aterra.
En fin que no sé si me queden más días habitando esta tierra o no. Quiero ser sensible, poder ayudar a otros, quiero dejar de difundir odio pero no voy a dejar de ser crítica. Y a veces hasta con sentido del humor escribo. Y es que sin él siento que ahora sí me quiebro.
Yo sugiero: Hagamos todo el bien posible. Cambiémosle la vida a alguien más para bien.
A veces una palabra de aliento, de ánimo, de amor, hace la diferencia. No, no me hago la buenita.
Sólo que no quiero ser lo contrario. Ni por cientos de seguidores más o una cargada de likes. No quiero ser lo que otros son.
Y no sé si estoy bien o mal, solo que ya no quiero saber del odio. Será que este nueva cirugía está haciendo un cambio de piel, como las serpientes. Y lo acepto y lo anhelo.
¿Tú puedes hacer algo por el otro, más allá de hacernos los periodistas de nota amarilla que desde nuestros celulares nos sentimos con el poder de jugar a serlo?
Es cuanto.