La presidenta Claudia Sheinbaum anunció ayer lo que se sabía de antemano: habrá una reforma constitucional que elimine definitivamente de la Carta Magna al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI)

El INAI es, del listado de organismos constitucionales autónomos, una de las instituciones cuyo labor ha sido más relevante para la publicación y difusión de las labores de las administraciones pasadas.

Gracias a sus acciones, se han conocido los casos relacionados con los contratos otorgados por asignación directa, así como las investigaciones más tarde conducidas como la Estafa Maestra y Segalmex. Vale destacar que fue la propia oposición, a la sazón encabezada por AMLO, la que echó mano de esas investigaciones para atacar políticamente a los respectivos gobiernos en turno, y muy en particular, al de Peña Nieto, tras los escándalos de corrupción que azotaron su administración.

Según ha informado la presidenta, las competencias del INAI serán transferidas a una nueva secretaría llamada de Anticorrupción y Buen Gobierno, misma que deberá ser creada mediante una reforma a la Ley de la Administración Pública  federal, y que quedará bajo la titularidad de Raquel Buenrostro.

En otras palabras, si bien las funciones de transparencia no desaparecerán de las competencias del Estado, no estarán más bajo la órbita de una institución independiente libre de las injerencias políticas.

Las columnas más leídas de hoy

Por el contrario, como se si tratase de un regreso a los tiempos del PRI de antaño, será el gobierno mismo, cuyos funcionarios son nombrados y removidos libremente por el jefe del Ejecutivo, quien funja como autoridad en materia de transparencia.

En este contexto, no se requiere de mayor capacidad de análisis para especular que el gobierno, léase, la presidenta y los funcionarios de alto nivel de la nueva secretaría, será el que decida discrecionalmente la información que deberá ser hecha pública.

Algunos analistas han discutido estos días cuál debe ser considerada la “línea roja” para considerar que México ha entrado plenamente en una nueva etapa marcada por  la presencia de un régimen autoritario.

Mientras unos cuantos han apuntado hacia la reforma del poder Judicial, otros más optimistas esperan aún más signos de autoritarismo. La desaparición del INAI es un paso hacia el cruce de la línea roja.