En el contexto de la contienda electoral, la oposición utiliza temas sensibles para tratar de evidenciar el fracaso del gobierno de López Obrador. Pretende generar el voto del miedo o de castigo.
En lo que va de este año han intentado: a) etiquetado al gobierno de AMLO como autoritario; b) denunciado supuestos actos de corrupción del tercer hijo del presidente; c) señalado que la violencia desbordó al país, y d) difundido artículos referentes a que en 2006, López Obrador habría recibido dinero del narco. Ninguno de estos ataques le ha dado al oposición los resultados que esperaba.
Esta semana, inició una nueva ofensiva que tiene en el centro el problema del abasto de agua. Afirman, repiten y elaboran contenidos diciendo que en abril el Valle de México se quedará sin agua. Ante esta situación, hay tres posibilidades: a) minimizar los hechos, b)descalificar cualquier dato o c) explicar las problemáticas. Soy partidario, de que la mejor vía es explicar los problemas, porque la única manera de enfrentarlos es conociendo las dimensiones reales de cada problemática.
En lo referente al abasto de agua potable, de acuerdo a datos oficiales y estudios de instituciones nacionales y extranjeras, como de Naciones Unidas, puede decirse que la escasez de agua en México es una realidad que afecta a más de 35 millones de mexicanos que viven en condiciones de extrema escasez, y a más de 43 millones que enfrentan una disponibilidad baja. Esta situación amenaza el futuro del país si no se implementan medidas eficientes y sostenibles para el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos.
En México, la disponibilidad natural media de agua por habitante ha experimentado una preocupante disminución a lo largo de las décadas. En 1955, era de 11,500 metros cúbicos por habitante por año, y para el año 2004, debido al crecimiento demográfico, se redujo a 4,094 metros cúbicos, una disminución del 64% en un periodo de 50 años.
Es crucial destacar que México ya se encuentra en el grupo de países con disponibilidad baja de agua, con tan solo 4,000 metros cúbicos por habitante. La distribución irregular del agua en las distintas regiones administrativas del país agrava esta situación, llevando a valores que oscilan entre la escasez extrema y una disponibilidad alta.
A nivel internacional, más del 50% de los países tienen disponibilidades medias anuales per cápita menores a 5,000 metros cúbicos, y más del 15% se sitúa por debajo de la barrera que define la escasez crítica. Las proyecciones actuales sugieren que, para el año 2025, dos tercios de la población mundial vivirán en países con disponibilidad baja de recursos hídricos.
Las perspectivas de los recursos hídricos en México son alarmantes, evidenciadas por la disparidad en la disponibilidad en distintas regiones. Mientras que en la frontera Sur, cuenta con 17,000 metros cúbicos por habitante por año; en el Valle de México y Sistema Cutzamala, enfrenta una escasez extrema con tan solo 188 metros cúbicos por habitante por año.
México debe adoptar decisiones efectivas para garantizar el acceso equitativo y sostenible al agua. Es un tema de Estado, un asunto de seguridad nacional.
La modernización de la infraestructura hídrica, la implementación de tecnologías eficientes en el uso del agua, y la concientización de la población son pasos fundamentales. Además, la cooperación entre el Estado, los usuarios y la sociedad civil es esencial para desarrollar políticas y prácticas que aseguren la gestión adecuada de este recurso vital.
La escasez de agua en México es un desafío que requiere atención inmediata y acciones coordinadas. Gane quien gane la próxima contienda electoral, debe tener claro que la sostenibilidad del país y el bienestar de millones de mexicanos dependen de decisiones y políticas que promuevan el uso eficiente y equitativo de este recurso esencial. Por eso, si ves agua correr… cierra la llave o almacénala. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.
Onel Ortiz Fragoso en X: @onelortiz