Uno de los grandes mitos de los neoliberales mexicanos es la supuesta “superioridad” del estado canadiense. Haciendo caso omiso de su pasado colonial, genocida y su presente extractivista, esta “progresía”, pésima calca de sus contrapartes norteamericanas y europeas, alaba la supuesta apertura de dicha sociedad.
La realidad es que Canadá cuenta con su población, nada despreciable, de ciudadanos racistas, trumpistas y de extrema derecha, adictos a teorías de conspiración como “Q” y otras locuras.
Un grupo que ha decidido manifestarse contra las medidas restrictivas impuestas por el Primer Ministro Justin Trudeau para enfrentar el covid, ha sido el de los choferes de tractocamiones, quienes hicieron un convoy que “sitió” la capital canadiense, Ottawa, este fin de semana.
Ni tardo ni perezoso, Justin Trudeau y su familia fueron “llevados” a un lugar seguro por las fuerzas de seguridad de Canadá. Es decir, durante este -suponemos “breve” momento, el mandatario perdió control de su capital.
Qué diferencia con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que se pasea libremente por todo el país, sin un ostentoso despliegue de seguridad y en aviones comerciales.
Y esto es porque AMLO, a diferencia de Trudeau, sí es un mandatario querido por la mayoría de los ciudadanos, aunque le duela a la oposición que con más de tres años del sexenio, no entiende aún nada.