IRREVERENTE

Les platico:

Llegué a Lima el mismo día en que Pedro Castillo pronunciaba un discurso por la televisión peruana, anunciando que a partir de ese momento ejercería un “gobierno de excepción”.

Alcancé a ver su mensaje desde el aeropuerto “Jorge Chávez” el 7 de diciembre del año pasado, al arribar en un vuelo que me llevó a la capital inca desde Panamá.

Un contacto que tengo en la embajada de Alemania en Panamá me avisó desde el 2 de diciembre que algo grave iba a ocurrir en el Perú.

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No lo pensé mucho y el día 5 estábamos aterrizando en la Terminal 2 del aeropuerto panameño de Tocumen, listo para hacer los arreglos de mi viaje a Lima.

Fui el único periodista mexicano que cubrió este conflicto en suelo peruano, de ello dan cuenta los más de diez artículos que escribí desde Lima y otras ciudades del interior y de Bolivia.

¿Qué es un estado de excepción?

El Artículo 137 de la Constitución peruana establece que con acuerdo del Consejo de Ministros, puede decretarse en todo el territorio nacional o en una parte, un “estado de excepción”, siempre y cuando se dé cuenta al Congreso o a una comisión permanente de legisladores.

El mismo artículo constitucional establece como causas de esta medida, los “casos de perturbación de la paz o del orden interno, catástrofe o de graves circunstancias que afecten la vida de la Nación”.

Pedro Castillo se brincó todas las trancas, pues trató de disolver al órgano legislativo e hizo algo que en un país sudamericano es imperdonable -por aquello de los golpes de Estado- ignoró a los militares peruanos.

Una medida así suspende las garantías individuales de libre asociación y movilidad. Es de hecho un estado de sitio, por las causas ya descritas.

Al terminar su mensaje televisivo, Castillo abordó un vehículo oficial con rumbo a su residencia particular, pero en el trayecto, uno de los guardias personales que lo acompañaba le informó que el comandante en jefe de la policía de Lima le había girado órdenes de llevarlo a la prefectura de Lima.

Castillo le ordenó al chofer que cambiara de rumbo y lo llevara a la embajada mexicana.

Pero diez cuadras antes de llegar a la sede diplomática de México, el convoy en el que viajaban Castillo y sus escoltas fue bloqueado por dos tanquetas de la Policía Nacional y de ahí se lo llevaron en calidad de detenido a emitir su declaración ante las autoridades peruanas.

Desde esa fecha, el ex presidente peruano está preso en el centro penitenciario Santa Mónica, en espera de que se desahoguen los procesos que la justicia peruana sigue en su contra, por traición, enriquecimiento ilícito, fraude fiscal y otros de índole penal.

En la víspera de las elecciones presidenciales de México del 2024 se le dictará sentencia y el Dr. Eder Vargas, uno de los jurisconsultos más prestigiados del Perú, me dijo que a Castillo le espera una pena mínima de 35 años.

Protestas en Perú. Foto/Plácido Garza

Hasta ahí la referencia del tema que hoy me ocupa:

AMLO no quiere entregar a Perú presidencia de Alianza del Pacífico

La canciller peruana Ana Gervasi llamó insensato y de visión sesgada al presidente López Obrador, por negarse a entregar la presidencia rotativa de la Alianza del Pacífico al Perú.

Esta organización es conformada por Chile, Colombia, México y Perú. A este último país le toca ocupar la presidencia, misma que nuestro País asumió pro tempore el pasado 26 de enero del 2022.

Esta alianza cuenta con 31 países observadores de los cinco continentes.

La presidencia de la Alianza se rota entre los mandatarios de los cuatro países y desde el 26 de enero del 2023, López Obrador debió de entregarla a Dina Boluarte, presidenta constitucional del Perú, que fue designada por el Congreso de la Unión de su país, al ser destituido Pedro Castillo.

Pero López Obrador se niega a hacerlo, argumentando que para su gobierno, Castillo es el legítimo presidente del Perú.

“La posición asumida por el señor López de no entregar la Presidencia de la Alianza del Pacífico al Perú, es una manifestación del nivel de negligencia con el que orienta sus acciones en el ámbito exterior, que afecta al proceso de integración más exitoso de los últimos tiempos y, peor aún, a las necesidades de su población”, dijo la diplomática, a través de un pronunciamiento difundido por video.

Además, Gervasi responsabilizó a López Obrador de ser “el único responsable” de frenar la Alianza del Pacífico y de las consecuencias que provocará a las naciones integrantes del bloque.

“El señor López ha decidido obstaculizar y detener las labores de la Alianza del Pacífico, en lugar de permitir que los estados miembros que desean permanecer en ella avancen conjuntamente con los países candidatos a integrarla y los Estados asociados y observadores en el fortalecimiento del bloque. Es el único responsable de la paralización de la Alianza del Pacífico y de las consecuencias que ellos generará para los pueblos”, refirió.

Manifestación Perú

Injerencista

En un franco injerencismo en asuntos que competen solo a la soberanía peruana, AMLO sostiene que Castillo fue derrocado por neoliberales y conservadores.

Debido a su reiterada postura de desconocer a la presidenta Boluarte, el que fuera embajador de México en Lima -Pablo Monroy- fue declarado persona non grata y expulsado de Perú el 23 de diciembre pasado.

Ese mismo día acompañó a la esposa de Castillo y a sus dos hijos en un vuelo comercial que llevó a los tres a la CDMX.

Lilia Paredes recibió asilo político con sus hijos y desde entonces permanece en un destino desconocido de nuestro País.

Lilia tiene un proceso penal pendiente debido a que durante el mandato de su marido le fueron detectadas cuentas personales en Panamá, con transferencias por casi 100,000 dólares que le fueron transferidos desde diversas dependencias del gobierno de su esposo.

Patricia Benavides, presidenta de la junta de fiscales del Perú, me dijo en entrevista el jueves 29 de diciembre pasado, que su gobierno podría pedir en cualquier momento la extradición de la esposa de Castillo.

Policía en protestas en Perú. Foto/Plácido Garza

También Petro

La postura de la canciller peruana toca también al recientemente electo presidente colombiano, Gustavo Petro, de quien dijo “desconoce el golpe de Estado perpetrado por el expresidente Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre”.

“Muestra también un evidente interés de tergiversar la realidad, con el aparente fin de ocultar los problemas internos de gobernabilidad que ambos enfrentan en sus respectivos países”, enfatizó.

Cajón de sastre

“López Obrador exige para México el respeto de una soberanía que él se pasa por el arco del triunfo respecto a Perú”, remata la irreverente de mi Gaby.