En colaboración con Fernando de Buen
Tercera y última entrega de la serie «AMLO: lo que se va, lo que se irá, lo que se fue». Permítanos los lectores una prudente aclaración: la primera entrega se basa en hechos comprobables; la segunda es, en esencia, un pronóstico con base en acontecimientos corroborados, sin que se pueda precisar que nuestra conclusión será correcta; y la tercera está escrita en el terreno de la especulación, por lo cual cada tópico tendrá dos posibles derroteros.
¿Qué se irá?
Podría no irse nada o podría haber un cambio radical en la política y la sociedad, ello dependerá de los resultados de las elecciones del 2 de junio, dentro de 88 días. No es difícil predecir que cualesquiera que sean los resultados, la polarización social provocada por el presidente López Obrador se profundizará en el sexto mes del presente año. Los comparativos que aquí presentamos pueden ser una buena muestra de que las coincidencias en los programas de gobierno entre las principales contendientes a la presidencia son prácticamente nulas.
El crimen organizado
Si gana Claudia: no se esperan grandes cambios. Ella ha defendido a capa y espada la política impuesta por su jefe y mentor; sólo menciona que los abrazos a los que éste se refiere, ella se los daría a los jóvenes, a quienes les ofrece preparación y apoyo para que no caigan en las manos equivocadas. Lo que no se atreve a decir la candidata oficialista, es qué piensa hacer para contener y disminuir el dominio del crimen organizado. Quizá por miedo a contradecir a su líder, tampoco se ha atrevido a exponer un plan para evitar que su sexenio supere las más de 230 mil muertes y desapariciones del actual.
Si gana Xóchitl: promete una lucha frontal en contra de los criminales y ha mencionado que no se tocará el corazón para, en caso necesario, recurrir a las fuerzas armadas para terminar con este dolorosísimo flagelo. ¿Esto provocará una nueva guerra entre el gobierno y estas mafias? Es posible, pero difícilmente una conflagración así superaría la cantidad de asesinatos y desapariciones que acumula esta administración.
Las obras insignia
Si gana Claudia: seguirá dando prioridad a las cuestionables obras del presidente López Obrador lo que representará —al menos en el caso del Tren Maya o la refinería en Dos Bocas— una tremenda contradicción ante su presunción de ser una candidata ambientalista. Ambos proyectos representan gravísimos daños a la ecología, el primero es un crimen de lesa humanidad contra el medio ambiente en la Península de Yucatán, el segundo, convertiría la zona en un generador de contaminantes. De ganar, habrá que esperar para conocer la seriedad de sus políticas con respecto a la generación de energías limpias que no favorecen a la política centralista de la CFE.
Si gana Xóchitl: en agosto pasado afirmó que lejos de destruir el proyecto del Tren Maya, que originalmente tendría un valor de 120 mil millones de pesos y lleva gastados cerca de 400 mil millones, ordenará una revisión exhaustiva y se corregirá lo que sea necesario.
De la refinería de Dos Bocas, más allá de criticar el enorme sobreprecio del proyecto —de los 8 mil a los 18 mil millones de dólares— comentó que no haría lo que el presidente con el NAIM y, en vez de cancelarla, la concluiría para sacarle el mayor provecho posible.
Por cierto, también mencionó que retomaría la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM).
Las fuerzas armadas
Si gana Claudia: las entidades militares del país continuarán como este sexenio, mezclando en total oscuridad tareas de seguridad pública con el manejo de cientos de negocios —aduanas, puertos, aeropuertos, mantenimiento de carreteras, manejo de medicamentos, construcción, etc.—. De lograr una mayoría calificada en el Congreso, convertiría a la Guardia Nacional en un apéndice del Ejército Mexicano.
Si gana Xóchitl: ha prometido a los militares cuidar su honor y prestigio, mejorar sus condiciones salariales y prestaciones sociales. Aunque el camino de regreso a los cuarteles sería largo y sinuoso, por la renuncia a los grandes negocios que hoy administran, parece una decisión definitiva. Si su propuesta gana, la Guardia Nacional se mantendría como una corporación civil.
Los medios
Si gana Claudia: indudablemente, continuará con la compra de lealtades que inició su guía hace poco más de cinco años. No queremos decir que antes no sucedía, pues muchísimos medios impresos y digitales han vivido de la publicidad gubernamental desde hace décadas, en una extraña dicotomía donde conviven armónicamente los contratos de publicidad con las amenazas veladas a sus propietarios de que o se alinean o se quedan fuera del presupuesto.
Sin embargo, más allá de los contratos multimillonarios a medios afines, en este sexenio hay un sinnúmero de pequeños comunicadores —y algunos periodistas famosos— que viven de los convenios con el gobierno y de alabar o replicar lo que dice el presidente. Además, hay empresas dedicadas al manejo de bots y troles, cuya encomienda es convertir cualquier noticia oficial en “tendencia” o atacar a cualquier crítico del sistema.
Si gana Xóchitl: seguramente continuarán los contratos de televisión, radio y prensa o redes, pero difícilmente habrá un medio que goce de los privilegios que hoy disfruta La Jornada por convertirse en el virtual órgano oficial de Palacio Nacional. Quienes sí tendrían sus días contados son los llamados “jilgueros de la 4T” que serían despedidos y, aquí entre nos, ojalá así sea. Ya es hora de que la administración presidencial deje de gastar decenas de millones de pesos en editoriales dudosas y ejércitos de troles.
Hasta aquí
El espacio no da para más, pero, si estos tres artículos consiguen invitar a la reflexión a los jóvenes de México, habremos cumplido. Son quienes tendrán el poder de decisión sobre el proyecto que nos gobernará el próximo sexenio. Si deciden votar masivamente impondrán un freno a las ínfulas autoritarias del presidente de la república; si, por el contrario, optan por la pasividad, el futuro de México como lo conocemos estará en grave riesgo.
X: @diaz_manuel