En el debate presidencial para las elecciones del 2006, Andrés Manuel López Obrador prometía usar al ejercito para combatir al crimen organizado, años después, siendo oposición, diría que el ejercito debía regresar a los cuarteles.

Ahora, como presidente, asevera que el ejercito tiene que quedarse en las calles para combatir al crimen. Pero no es que el presidente esté perdiendo la cordura, ocurre que su anhelo culposo es gobernar con el ejército como lo hicieron sus ídolos, entrañables y admirados dictadores Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega, entre otros.

¿Qué pasó entonces? Que para llegar a la silla presidencial se vio obligado a cambiar ese discurso que en 2006 pronunció en el debate. Nos engañó a todos. Su ideología no cambió, solo su retórica para conseguir votos. Así la perversa estrategia.

Si nos remitimos una década, evidentemente observaremos que el discurso de López Obrador ha pasado de exigir que el Ejército dejara las calles porque “no está preparado para esta función”, a considerar “un despropósito” y una “falta de sensibilidad” que la Constitución no permitiera en el pasado que los militares participen en labores de seguridad pública.

Pero si retrocedemos un poco más en el tiempo, encontramos que el AMLO del 2006, durante el debate presidencial del 6 de junio, habló de darle más facultades al ejército para el combate al crimen organizado.

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Luego entonces, cuando ya buscaba por segunda ocasión la presidencia, el 21 de marzo de 2011 en el Auditorio Nacional, López Obrador presentó 50 puntos de su Proyecto Alternativo de Nación, con el que Morena se constituyó como partido político, y el sexto fue: “Gradualmente se retirará el Ejército y la Marina del combate al narcotráfico”.

Un año después, en un mensaje que se difundió el 6 de febrero de 2012, el ahora presidente afirmó que:

“Tenemos que ir sacando al Ejército de las calles, el Ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo: defender la soberanía nacional”.

“No debe seguirse exponiendo al Ejército, es una institución que debemos cuidar todos, no socavar. Regresar al Ejército en la medida que se va profesionalizando la policía y eso nos llevará seis meses”

AMLO

Afirmó, y propuso crear una “nueva Policía Federal” que se hiciera cargo de la seguridad pública -a la postre, ya como mandatario, desmantelaría esa corporación-.

En el mismo sentido, en un tuit del 19 de febrero del 2013, afirmó que era:

“Perverso que los potentados utilicen al Ejército para enfrentar el problema de la inseguridad que ellos crearon por dedicarse a saquear”.

El Andrés Manuel presidente, ya no tiene mayor problema en mostrar sus verdaderas intenciones; con toda la prepotencia y descaro que le caracteriza, el pasado lunes 8 de agosto, anunció un polémico decreto (otro) para que las funciones de seguridad pública de la Guardia Nacional pasen por completo a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

El mandatario tabasqueño no se ruborizó al contradecir su retórica que por tantos años pregonó cuando prometía que bajo su égida no habría militarismo y que el ejército volvería a los cuarteles; aunque ahora ha quedado de manifiesto que en realidad siempre tuvo esa perversa idea de militarizar el país y la disfrazó y modificó en campaña para ganar adeptos y simpatías de acuerdo a las audiencias.

Ahora bien, el presidente ha venido cambiando de parecer también en las formas, pues aunque con anterioridad había anunciado una reforma constitucional para que la Guardia, todavía de carácter civil, pasase a la Sedena previa aprobación del Congreso, ha resuelto hacer uso de su poder presidencial para lograr la conversión de la Guardia como cuerpo castrense por medio de otro “decretazo”, de manera que se hará sin importar si una reforma es o no aprobada en el Poder Legislativo.

Burlando la parte legal, es decir, la Carta Magna, el presidente seguirá la misma ruta de la reforma eléctrica: enviará una reforma constitucional y dejará en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la decisión final.

“Yo voy a enviar una iniciativa de ley para la reforma constitucional, pero voy a hacer lo mismo que hice con la reforma eléctrica. Como sé que los conservadores están en huelga, no legislan, ojalá y no cobraran, no están trabajando, todo lo rechazan.

No vamos a tener posiblemente la mayoría absoluta, las dos terceras partes, pero sí podemos tener mayoría de votos en la Cámara y en el Senado y con eso podemos modificar leyes, sin dejar de presentar la iniciativa de reforma constitucional. Si no se aprueba la reforma constitucional, se va a aprobar la reforma de ley”

dijo el Ejecutivo, y agregó:

“Ya lo anunciaron que van a ir a la Suprema Corte a impugnar, a decir que es inconstitucional la ley que vamos a presentar para ver si se aprueba en el Congreso. Entonces va a ser el Poder Judicial el que va a resolver, así fue cuando la reforma eléctrica”

AMLO

Sostuvo durante su conferencia matutina.

La gran duda que el presidente no ha despejado por ningún medio, es ¿Cuál es la razón de su cambio de parecer? Porque la impresión que deja es esa, que en su izquierdista mente siempre estuvo esa estrategia; siempre contempló apoyarse y otorgar mayores funciones al Ejército, como se hizo en Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero no ha dado un solo argumento.

Al detentar el gran poder que ahora posee, AMLO no solo ha reforzado el militarismo en el ámbito de la seguridad pública, sino que además ha dado a la milicia cada vez más tareas, como la construcción del aeropuerto de Santa Lucía o el Tren Maya, solo por mencionar algunas.

Pero el mayor problema sigue siendo que la violencia persiste a pesar del despliegue de la Guardia Nacional. Bajo su gobierno, la cifra de homicidios dolosos ya rebasa los 130 mil, es decir que ya superó los 120,463 que se cometieron durante todo el sexenio del presidente Felipe Calderón, y la tendencia marca que también su gestión culminará con mayor número en relación a los 156 mil 066 que registró la administración del expresidente Enrique Peña Nieto.

El colmo en todo este asunto, es que el decreto anunciado, -que es totalmente inconstitucional conforme al artículo 21, el cual establece que la Guardia es “de carácter civil” y que está adscrita a la Secretaría de Seguridad (SSPC), por lo que pasarla mediante un decreto a la Sedena violaría la Carta Magna-, es resultado de una reforma que propuso Morena, el partido del presidente, y que fue votada y aprobada en 2019 por los legisladores para el nacimiento de la Guardia Nacional.

De manera que el presidente estará violando los diseños constitucionales que su propia mayoría parlamentaria aprobó. Entiéndase de esta manera: “Es una reforma del lopezobradorismo… que el lopezobradorismo no está dispuesto a respetar”, según puntualizó un experto constitucionalista.

Lo más denigrante, cínico y desvergonzado, es que muchos de los que aprobaron dicho precepto legal, y otros tantos que repitieron los dichos de AMLO y que criticaron, fustigaron y despedazaron a gobiernos anteriores por -según ellos- militarizar al país, hoy son capaces no solo de solapar sino de alentar la destrucción del país, de las instituciones, de la selva, del medio ambiente, y de todo lo que el presidente esté dispuesto a eliminar a su paso con tal de lograr sus caprichos.

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