Claudia y Andrés Manuel platican con frecuencia. Normalmente de asuntos de trabajo. Pero a veces, como es natural en todas las situaciones profesionales, él y ella hablan de distintos temas relacionados con las novedades de la cultura, del deporte, del cine, hasta de la ciencia.
Sugiero un tema de conversación entre Sheinbaum y López Obrador para uno de tales momentos tan necesarios de distracción —sobre todo en el caso de las personas altamente ocupadas—. Tal tema es el de un fisco teórico bastante apreciable porque ¡¡¡se le entiende!!! cuando explica el universo.
Bueno, eso de que “se le entiende” lo dijo un periodista español, Carlos Manuel Sánchez, quien recientemente entrevistó al Nobel de Física 2004, Frank Wilczek.
La entrevista, publicada en la revista XLSemanal, puede consultarse aquí.
Antes de continuar diré que XLSemanal se distribuye los domingos en varios diarios españoles, entre ellos, ABC, El Correo, El Periódico de Catalunya, el Heraldo de Aragón y el Diario de Navarra.
La complementariedad
En la mencionada entrevista, el científico comentó que se “conformaría con ser el mensajero de la complementariedad”. ¿Y qué es eso de la complementariedad? “Un concepto que tomo prestado de la física cuántica, pero que se puede aplicar a la vida”.
La complementariedad, vista más allá de la ciencia, “ha ensanchado la mente” al físico Wilczek porque lo ha convertido en más tolerante y ha despertado su imaginación.
Rápidamente el entrevistador pidió al Nobel de Física 2004 definir la complementariedad.
El científico respondió: “Es la capacidad de pensar en algo y su contrario”.
Como no vienen al caso, no me extenderé en los detalles científicos de la respuesta que dio Frank Wilczek al periodista de XLSemanal; evidentemente Claudia Sheinbaum los entiende muy bien, ya que ella estudió física, y seguramente, si decide leer acerca de tal concepto, AMLO lo comprenderá más que satisfactoriamente pues es un hombre muy inteligente.
Ahora lo importante es otra cosa: precisamente, algo mucho más importante que la propia ciencia. Hablo de la necesidad de darnos cuenta de que “nuestra forma de ver y explicar el mundo no es la única que funciona”.
Mil millones de pensamientos por persona
Nos está haciendo falta, en México, ponernos en los zapatos de los demás. Deben hacerlo sobre todo las personas de gran liderazgo, como AMLO y Sheinbaum. Si lo hicieran en público tanto el presidente como la segunda figura en relevancia en el actual sistema político mexicano, otras personalidades de la vida comunitaria se verían obligadas a imitarles. Pienso no solo en dirigentes de la oposición política, sino también en hombres y mujeres de negocios, periodistas relevantes, artistas, etcétera.
En el origen de los mayores conflictos sociales suelen estar las diferencias irreconciliables acerca de las fórmulas que cada grupo plantea para resolver problemas.
Resulta absurdo aferrarse a un solo pensamiento cuando tenemos alrededor de mil millones durante el tiempo que duramos vivos.
¿Mil millones de pensamientos? Es el cálculo del citado físico teórico ganador del Nobel en 2004:
√ “Nuestras vidas parecen cortas, pero hacemos muchas cosas. Nos da tiempo a tener hasta mil millones de pensamientos”.
√ “Lo he calculado atendiendo a lo que tardan los pulsos eléctricos que sirven a las neuronas para comunicarse”.
√ “La velocidad del habla es de dos palabras por segundo y para enunciar un pensamiento con significado necesitamos cinco palabras”.
√ “Salen entre cien y mil millones de pensamientos”.
√ “Si descartamos los pensamientos que están relacionados con la comida y el sexo, el número total se reduce, claro, pero si añadimos la capacidad del cerebro de procesar en paralelo resultan bastantes más, aunque muchos sean inconscientes”.
√ “Pero, si tienes cinco o seis buenas ideas a lo largo de tu vida, es que lo has hecho bien”.
Andrés Manuel y Claudia han tenido buenas ideas y es correcto que las defiendan, pero vale la pena no desechar otras ideas que también pueden ser buenas: las de la gente militante en la oposición política o la que se dedica a la crítica periodística. Lo mismo aplica para quienes nada positivo ven en los liderazgos de la 4T: ojalá amplíen su capacidad de pensar y abandonen ya sus prisiones mentales.
Buenas ideas hay muchas y están en todas partes. Mil millones de pensamientos en la vida de cada mexicano y de cada mexicana —y hay ahora 130 millones de habitantes en nuestro país, todos con capacidad de aportar al menos una idea—, nos exigen ampliar nuestros referentes ideológicos.
No todo lo que hacemos es perfecto y, por supuesto, no está equivocado todo lo que hacen quienes nos cuestionan. En una de esas, platicando sobre “la complementariedad” analizada más allá de la física cuántica, el presidente López Obrador y la jefa de gobierno Sheinbaum encuentran la fórmula para que toda la gente que debate en México aprenda a valorar las virtudes de las ideas propias y, al mismo tiempo, las virtudes de las ideas contrarias.
Digamos no al conflicto.