Llamó la atención la inasistencia de Andrés Manuel López Beltrán al reciente evento, mucho muy importante, del partido político fundado por Andrés Manuel López Obrador, Morena.

Se dieron en redes sociales numerosas explicaciones, todas producto de la especulación ya que no hubo información objetivamente verificada, o al menos expresada por una fuente oficial.

La especulación más complicada es la de que López Beltrán no asistió al evento de Morena porque estaba ocupado en una reunión secreta. Es lo que dijo, basado en quién sabe en qué fuentes, el columnista político de El Universal don Salvador García Soto.

Esa es la explicación más enrevesada, por lo tanto la que menos probabilidad tiene de ser cierta. En estos casos conviene recurrir a la Navaja de Ockham, según la cual la explicación más sencilla suele ser la verdadera.

Me parece que muy probablemente el señor López Beltrán no estuvo en la reunión de Morena simple y sencillamente porque andaba de vacaciones. Lo ha hecho así todos los veranos de la última década de su vida y esta vez no iba a ser la excepción.

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En cualquier caso, Andrés Manuel López Beltrán demostró que le falta lo más importante para consolidar el liderazgo de un partido político tan fuerte como Morena: entrega absoluta al proyecto.

Ojalá López Beltrán recapacite y evite caer en el principal problema que impide el mejor desarrollo político del hijo de Luis Donaldo Colosio Murrieta: el todavía joven Luis Donaldo Jr. tiene todo para ser un poderosísimo dirigente partidista y aún un gran candidato presidencial, pero no lo es y quizá no lo será, de plano, porque no le gusta trabajar. Donaldo chico no ha entendido que no basta con la popularidad del padre para avanzar en una actividad tan difícil y llena de obstáculos como la lucha por el poder.

El liderazgo no se hereda, se construye con esfuerzo, con trabajo, con sacrificio. Si las vacaciones van por delante, se puede aspirar a muchas cosas, pero no a mandar en un sistema político con enormes complejidades como el que están naciendo con Morena.

El que tiene tienda que la atienda, dice el dicho. El que tiene partido y heredó un nombre histórico, que lo honre con trabajo y dedicación. Nadie puede darse el lujo de abandonar una posición de liderazgo sin esperar que no se presenten consecuencias dañinas. Elon Musk se alejó de la dirección de Tesla para emprender una aventura política. Al señor Musk no le fue bien. Para empezar se peleó con el señor Donald Trump. Pero eso fue lo de menos: lo más perjudicial para Musk es que Tesla se vino abajo y él perdió una fortuna mayor que el patrimonio del magnate Carlos Slim. Ya volvió don Elon a los controles de Tesla, se le desea suerte.

Si López Beltrán aspira a ser al menos la mitad de lo trascendente que ha sido su padre, no podrá volver a cometer el error de alejarse de un evento importantísimo de Morena, ya sea porque se fue de vacaciones o inclusive porque tuvo que atender pactos secretos que pudieron haber quedado para otro día. Liderazgo en política es cercanía con la gente.

El mismo consejo se le ha dado a Luis Donaldo hijo y no lo ha atendido.

¿Que Monreal tampoco estuvo en la reunión de Morena? Monreal no importa.