Sacar adelante el proyecto de reforma eléctrica sin ninguna modificación se antoja muy difícil en vísperas de que inicie el proceso de discusión y análisis en San Lázaro. Por esa razón, debe haber apertura para seguir dialogando con todas las fuerzas de oposición, sin importar su ideología. Sería un error del propio presidente acelerar la dinámica si aún no cuenta con los votos que son, en el papel, la alternativa para tener viabilidad.
Prácticamente sin ellos será inútil sacar adelante la minuta de acuerdo. En virtud de ello, los líderes de Morena deben continuar ponderando el acercamiento con todos los partidos para convencerlos; hasta ahora el diálogo ha sido efectivo para abordar el esquema de propuestas que envió el presidente López Obrador. Con ese antecedente, hay esperanzas de que el proyecto de reforma eléctrica, se vuelva una realidad.
Hay que recordar que, el problema, sigue siendo la falta de votos de la oposición para anticipar un buen resultado. Quizá eso se previó con la puesta en marcha del Parlamento Abierto y la participación de expertos en esa materia; sin embargo, de acuerdo con el diseño del proyecto se necesita, por mucho, la apertura a científicos, técnicos, académicos, medios de comunicación y sociedad en general que pueda aportar a la causa con suficientes fundamentos para enriquecer el esquema de desarrollo.
Tomando en consideración eso, seguramente el proyecto se aprobará en consenso. En otras palabras, será más sencillo poder disipar dudas e inquietudes, pero también garantizar el sostén importante de empresas internacionales que están ligadas a pesar de que el objetivo sea recuperar el mayor control y la rectoría en esa materia.
Así, se abre el compás para que, el proyecto, experimente modificaciones insistiendo que, en el papel, es inminente, pero también necesario para que surta efecto positivo con la oposición. De lo contrario, sería muy aventurado acelerar y sobre la marcha ir negociando con todas las fuerzas; recordemos que la última palabra la tiene el contrapeso. Siendo así, las posibilidades se reducen considerando que no puede haber condiciones.
Por tal motivo, es trascendental, casi casi indispensable abrir el abanico a las modificaciones a la propuesta original en materia eléctrica. Mientras tanto, insisto, nada de eso será posible si no anteponen el diálogo como mecanismo y puente de negociación para encontrar el anhelado consenso. Por ello, hay que seguir recurriendo a mesas de trabajo y debate; eso hará valer la participación de todas las fuerzas porque , en la práctica, constituyen espacios de apertura plural y de identidad con un proyecto que tiene que beneficiar al país, pero sobre todo a los sectores más necesitados a través de nuevos criterios en la regulación de los precios de consumo.
Insisto: la apertura del diálogo es la clave del proyecto de reforma eléctrica destacando, por supuesto, que la comunicación con todos los sectores involucrados en esta materia será el resultado que selle la enorme labor una vez que se alcance el consenso.
Notas finales
Las autoridades de la entidad de Veracruz están obligadas a dejar en libertad a José Manuel del Río Virgen, bajo el fundamento que se le concedió un amparo el 9 de marzo porque no existe dato de prueba alguno, ni mínima presunción legal y humana que demuestra la probable participación. Lo mismo, organismos autónomos y especialistas en la materia han asegurado que, el secretario tecnicismo de la Junta de Coordinación Política del Senado del República, es inocente. De hecho la propia CNDH emitió una recomendación, pero también concluyó en el manojo de violaciones de la autoridad local del aquel estado.
Ayer se cumplieron 100 días de su detención y es importante hacer una reflexión sobre la ignominia que está viviendo José Manuel del Río Virgen que, indudablemente, sigue siendo una víctima de los abusos del poder. Ojalá pronto se den las condiciones de su liberación ya que no puede prevalecer vigente un sistema de justicia que someta a ciudadanos por capricho disponiendo de la capacidad y mecanismos de la jurisdicción de forma ominosa.
Eso no es justicia. Nada justifica la detención. Han transcurrido 100 días y, la situación, ya se esclareció: no hay nada contundente que tenga a José Manuel del Río tras las rejas.