Lo recuerdo como si fuese ayer. Tenía apenas tres años volando en Mexicana de Aviación; era diciembre del 2001, y me tocó ver con mis ojos las protestas de los argentinos contra la medida financiera tomada por el gobierno de Fernando de la Rúa conocida como el “corralito”.

Estaba en la ciudad de Buenos Aires; en esa época los tripulantes nos hospedábamos en el Hotel Sheraton Libertador. Hoy me entero esa cadena hotelera ya no maneja dicho hotel desde 2019. El edificio está ubicado en el centro de la ciudad, en la Avenida Córdoba. A tres cuadras, llega uno caminando a la 9 de julio y encontramos el Teatro Colón. Podíamos salir del hotel, doblar por la calle de Maipú, y justo a tres cuadras estaba la calle Florida, avenida totalmente peatonal.

En 2001, por la calle 9 de julio se veían constantemente manifestaciones, ruidosas que pasaron a la historia como “el cacerolazo”, donde pude ver a la gente protestando. Como ellos mismos se denominaron: “calentones y bocasucias”, la ira que sentían solo encontraba desfogue en salir a gritar groserías a la calle. Muchos de ellos clase media, a la que los bancos no les dejó sacar el dinero de sus cuentas, sus propios ahorros, para evitar la salida del capital de sistema bancario ante una evidente ola de pánico.

Pánico” el que me toco ver en sus caras y escuchar en sus voces ahogadas en llanto ante la incertidumbre de lo qué es lo que pasaría después. La “Crisis de Diciembre de 2001″ no estuvo exenta de sucesos trágicos. La noche del 19 de diciembre De la Rúa decretó la suspensión de las garantías constitucionales y estableció un Estado de sitio. Lamentablemente hubo pérdidas humanas, que acarrearon como consecuencia la renuncia del presidente De la Rúa, y en Argentina un lapso de inestabilidad política, pues en un periodo muy corto tuvo cinco presidentes.

La economía argentina quedó hecha pedazos, pues hasta antes de ese momento la paridad que tenían era de un peso argentino por un dólar estadounidense. Recuerdo que Argentina era un país “carísimo” para el turista, y lo sé porque los tripulantes buscábamos dónde comer “barato”, y el bufett de $7.00 dólares (aproximadamente $150 pesos mexicanos) era una maravilla. Hablo de hace más de 20 años, con un salario mínimo de $40 pesos mexicanos.

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Yo, con poca experiencia en la aviación, no sabía que era tan caro, y mi primer descalabro fue cuando pedí un café, y un pastel en el café Tortoni, ubicado en la Avenida de Mayo. Es la cafetería más antigua y hermosa de Buenos Aires, y pensé que era una experiencia que no podía desaprovechar. La risa se me borró de la cara cuando llegó la cuenta: el chiste me salió en poco más de 45 dólares.

Al año siguiente, en el 2002 y ya con la economía de aquel país hecha trizas, Argentina se volvió un destino tan barato, que no fueron uno, sino varios viajes los que hice para conocer más a fondo ese bello lugar.

Bajo ninguna circunstancia puedo celebrar que el día de hoy, la crisis económica de Argentina los haya obligado a devaluar su moneda de la forma en que lo está ejecutando el recién iniciado gobierno de Javier Milei. Pero los números no me dejan mentir: la anunciada devaluación del peso argentino otra vez pone a Argentina como un lugar muy barato para vacacionar.

De verdad, fue impresionante. Después de que un peso argentino era igual a un dólar norteamericano, en 2002 eran 3 pesos argentinos por dólar. Ahora, con la más reciente devaluación, se ha vuelto una locura: por un dólar te dan 800 pesos argentinos.

Para más claridad: por un peso mexicano, nos dan el equivalente a 42 pesos argentinos. Así que, si usted tiene la oportunidad de viajar, hágalo en estas fechas, pasando la navidad y el año nuevo; en el hemisferio sur en enero y febrero están saliendo del verano para entrar en primavera, y el clima es delicioso.

Por ejemplo, en Avianca pueden encontrar boleto de ida y vuelta en 15 mil pesos mexicanos, eso sí con dos escalas; o si lo prefieren, por nuestra aerolínea bandera Aeroméxico viajan en vuelo directo aprovechando la oferta de 20 mil pesos.

El hospedaje ronda entre los 500 y 1000 pesos la noche, en hoteles de 4 a 5 estrellas; y si ustedes son de los que gustan usar el Airbnb, podrán encontrar departamentos que van desde los 500 pesos hasta grandes y lujosos por más de mil pesos por noche.

Y de comer ya ni hablamos, las mejores empanadas de carne las he probado en Caminito, en un lugar llamado Cachafaz; y ¿qué me dicen de la clásica parrilla argentina?, lugares viejos que destilan historia, donde vas a encontrar la típica comida argentina sin mayor pretensión gastronómica que la de llenar la panza con sus deliciosos cortes; El Establo es uno de esos lugares, con encanto. Otro lugar más es El Palacio de la Papa Frita o Siga la vaca.

Cualquier restaurante en Puerto Madero es sin duda garantía de calidad. La comida en Buenos Aires es muy buena, sobre todo para quienes somos amantes de la carne y el vino.

Como les comentaba, en esta época por la que está atravesando Argentina, nada mejor que irse a vacacionar por esos lares, y ver la Plaza de Mayo, la Casa Rosada, darse una vuelta por el Cementerio de la Recoleta. Tomarse una cerveza en Palermo y buscar la escultura de Mafalda para hacerse una foto con ella; o ir el domingo a su mercadito de pulgas, tienen antigüedades muy interesantes.

Es el paraíso de los amantes de los libros; si es su caso, vayan pensando seriamente en adquirir otra maleta, porque la librería “El Ateneo” es una joya en todos los sentidos. El edificio fue el teatro Grand Splendid, inaugurado en 1919, y que dejó de funcionar como tal a finales de los años 80, para convertirse en cine. Pero antes de la llegada del nuevo milenio tuvo la más asombrosa transformación: convertirse en una librería, de las más hermosas del mundo y la más grande de Sudamérica.

Y aprovechando el viaje, ¿no les gustaría darse una vuelta por las Cataratas de Iguazú?, el boleto viaje redondo saliendo de Aeroparque al aeropuerto de Iguazú lo podemos encontrar desde los 106 dólares por Flybondi hasta los 187 dólares ida y vuelta saliendo del Aeropuerto de Ezeiza por Aerolíneas Argentinas. Una incomparable oportunidad de observar y disfrutar de esta belleza natural.

Sin duda hay que aprovechar precisamente estas épocas, en la que es más económico viajar, y para conocer un destino que es precioso; Buenos Aires es una ciudad hermosa que sabe a melancolía, huele a mar salado y suena a tangos en bandoneón... Y ya tendremos tiempo de hablar de la aviación en Argentina y su icónica línea aérea “Aerolíneas Argentinas”.