Fracasó el intento de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en cuanto a lograr su capricho o conveniencia de imponer como titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a la indigna e ilegítima Ministra Yasmín Esquivel Mossa, quien este lunes perdió las votaciones. Se trata de un muy duro revés para el Ejecutivo de la Nación que anhelaba hacerse del control de la SCJN como ya lo tiene del Poder Legislativo. El impacto es mayúsculo y lo ha dejado muy mal parado, tras haber apoyado hasta el último momento a una candidata carente no solo de las credenciales para aspirar al cargo, y de requisitos tan básicos como la honestidad y probidad, sino que a fuerza de tratar de imponerla se dejó arrastrar por un personaje acusado de plagio y de más delitos que quizá se puedan configurar en sus fallidos intentos por demostrar que no copió la tesis de su título como licenciada. En este río revuelto, pierde AMLO y pierde la Fiscalía de la Ciudad de México a cargo de su titular Ernestina Godoy, que en un acto más de corrupción determina que no hubo plagio, al tiempo que ganan la SCJN, el Poder Judicial, la UNAM, y la sociedad civil que ejerció tremenda presión en este caso como ya lo ha hecho en otros como en la campaña en defensa del INE.

Los integrantes del Alto Tribunal eligieron a Norma Lucía Piña Hernández, como la primera mujer para presidir el máximo tribunal tras tres rondas de votación, habiendo superado en la última por 6 votos a 5 al Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, a quien más había criticado el presidente López Obrador.

Y AMLO pierde porque fiel a su estilo, no pudo, no supo y no quiso reconocer en su momento, que Esquivel lo arrastraría con ella al fango del descrédito. El presidente pudo haberle retirado su apoyo desde que Latinus y el académico Guillermo Sheridan exhibieron pruebas de que la Ministra había plagiado su tesis. Contrario a ello, criticó y arremetió en contra de quienes dieron a conocer la información y defendió a su candidata.

AMLO no midió el alud que se venía y que la UNAM y su rector sí supieron leer. Al publicar el comunicado en el que manifestaban la coincidencia de la tesis y confirmaban que la primera tesina era la original y la otra plagiada, pintaron su raya estableciendo que no estaban dispuestos a ser arrastrados a caer al lodazal.

En tanto, una vez más ha quedado claro que el presidente de la República está cada día más desfasado en cuanto a su aptitud para gobernar. El berrinche, y la forma como se expresó el lunes en la famosa conferencia mañanera contra quienes dijo, fueron propuestas de él para ser integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y que le dieron la espalda, lo hizo en referencia clara a que sabía que no votarían a favor de su candidata, la Ministra Yasmín Esquivel Mossa, sobre la que insistió en que se postulara para ser presidenta de la SCJN, a pesar de ser señalada como plagiaria de su tesis de licenciatura y del enorme escándalo que sobrevino en torno a dicha revelación y las torpezas con que actuaron tanto la Ministra como el propio presidente.

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La participación de Andrés Manuel López Obrador en todo este lamentable caso, sus exabruptos, sus posturas, lo marcan como un presidente totalmente desapegado a lo constitucional y con una enorme necesidad de preservar injerencia y tomar el control en la Suprema Corte, por más que intente negarlo.

¿Por qué López se decantó por apoyar en la candidatura a Esquivel Mossa y no a las otras Ministras y Ministros que él mismo impulsó? Porque ella, la esposa de su contratista favorito, José María Riobóo, fue la que mayor lealtad le profirió votando las sentencias en el sentido que desde Palacio Nacional se lo instruían. Y este no fue el caso de las otras mujeres que impulsó; Loretta Ortiz, y Margarita Ríos Farjat, de quien se dice que desde que estaba en el SAT ya le reprochaba cosas y no le aceptaba sus órdenes, por eso la ascendió a Ministra de la corte, buen ascenso por cierto, pero no estaba en su intención hacerlas candidatas, como tampoco estuvo dispuesto a hacerlo con Alberto Pérez Dayan, quien también fue propuesto durante el actual sexenio, y aunque es un jurista de carrera que era buen candidato, no le correspondió todo el tiempo como él quería y por ello también lo considera como de los que le dieron la espalda.

Se mantuvo pues Andrés Manuel en su capricho y pierde; ahí están las votaciones y bueno, gana el género, una mujer con un extraordinario currículum, quien ostenta gran formación académica y técnica, con excelente imagen e impecable trayectoria que presume habrá autonomía e imparcialidad más de la que Arturo Zaldívar pudo mostrar y que por cierto, fue propuesta durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Al final llegaron a la última parte de la votación dos aspirantes no propuestos en la época morenista, el otro, Ortiz Mena, quien al parecer tiene como única mancha haber sido impulsado por Felipe Calderón en su sexenio, (aunque en su linaje hay una familiaridad muy cercana al priismo siendo sobrino de Juan Ortiz Mena, de reconocida calidad como histórico Secretario de Hacienda).

Ha concluido pues el periodo para el que fue electo el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, de quien habremos de realizar próximamente un necesario análisis en relación a su gestión como Presidente del Alto Tribunal y del Consejo de la Judicatura Federal, que aunque con claroscuros y altibajos, podemos decir a priori no lo hizo tan mal, en una etapa sociopolítica tan crítica para nuestro país, con un presidente de la República que por efectos de lo que determina nuestra Constitución, como Carta Magna, no es solamente el titular del Poder Ejecutivo sino además el Jefe del Estado y del Gobierno, por más que en cuanto a las funciones del gobierno solo debería ejercer el mando y control del Ejecutivo más en la práctica política mexicana, desfasada de las normas vitales, ocurre ahora como ha ocurrido en diversas otras épocas, que el titular del Ejecutivo controla a Legislativo y Judicial, situación que de hecho fue compleja para el Ministro Zaldívar por más que existe polémica sobre el alcance y valía de su gestión y la forma en que enfrentó bien o mal según el cristal con que se mire.

En cuanto a la Ministra Yasmín Esquivel, quien mostró total falta de honorabilidad, es menester que prosigan las investigaciones en su contra. La UNAM debe sostener con firmeza culminar investigación que genere veracidad y deslinde responsabilidades y si se demuestra que en efecto fue un plagio debe sancionarse según resulte por normas y consecuencias, además, de ser cierto que mintió la ministra y acusó falsamente al modesto abogado Edgar Ulises Báez Gutiérrez, e inventó que aun estando postrado por neumonía ‘fue ante notario a declararse culpable de plagio’ debe ser sancionada y dejar su cargo de Ministra en la SCJN.

Es lo deseable que la llegada de Norma Lucía Piña Hernández, la primera Presidenta mujer de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sea propicia para que el máximo tribunal de justicia en nuestro país muestre mayor solidez, y sus resoluciones estén siempre apegadas a derecho. Ojalá sea una digna representante del sexo femenino y no se doble ante las presiones que seguramente estará recibiendo.

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