Ayer El País publicó la lista de los 21 teatros “más impresionantes del mundo”. En ese registro, leo en el diario español, hay escenarios “que impactan por su historia, por su acústica o porque sus edificios son tan bellos como los espectáculos que organizan”. Son 21 teatros “milenarios, decimonónicos o contemporáneos”, que por lo demás “acogen grandes festivales” y que han visto pasar “las mejores orquestas y compañías de ópera y danza del mundo”.

Esta es la lista de los mejores 21 teatros del mundo de El País:

  • Teatro de Epidauro, Grecia.
  • Shakespeare’s Globe, Londres, Reino Unido.
  • Teatro de Pula, Croacia.
  • Arena de Verona, Italia.
  • Ópera de Manaos, Brasil.
  • Teatro-Museo Dalí, de Figueres, Girona.
  • Ópera de París, Francia.
  • Casa de la Ópera, Oslo, Noruega.
  • Ópera de Viena, Austria.
  • Ópera de Sídney, Australia.
  • Teatro Colón, Buenos Aires, Argentina.
  • Festspielhaus de Bayreuth, Baviera, Alemania.
  • Teatro de La Scala, Milán, Italia.
  • Casa de la Ópera de Guangzhou, China.
  • Teatro Mariinsky, San Petersburgo, Rusia.
  • Casa de la Ópera Nacional de Budapest, Hungría.
  • Semperoper, Dresde, Alemania.
  • Centro Nacional para las Artes Escénicas, Pekín, China.
  • Teatro San Carlo, Nápoles, Italia.
  • Gran Teatre del Liceu, Barcelona, España
  • Metropolitan Opera House, Nueva York, Estados Unidos.

¿Por qué no aparece en la lista anterior el Palacio de Bellas Artes de México?

Respuesta: Porque Bellas Artes ha perdido prestigio dos razones, la menos importante y la más importante.

1.- La razón menos importante de la pérdida de prestigio del Palacio de Bellas Artes: Exceso de eventos que poco o nada tienen que ver con la música culta. Es una falta grave que viene de lejos:

  • Pedro Infante y el mariachi Vargas iniciaron la mala costumbre en 1944. Me gusta mucho Pedro Infante, pero lo suyo no era la canción culta.
  • Juan Gabriel estuvo ahí por lo menos dos veces, la primera en 1990. Juanga era un cantante agradable, pero nada más.
  • Alejandro Fernández está lejísimos del nivel de Pedro y Juanga, pero Bellas Artes le prestó el escenario.
  • Nortec Collective tampoco tenía méritos para presentarse en el mayor teatro de México, pero ahí estuvo.
  • ¿Lo que hace Joan Manuel Serrat pasa por música culta? Creo que no, pero ha estado en Bellas Artes.
  • El colmo ocurrió cuando Mijares se sintió filarmónico y, en forma absolutamente incomprensible, en 2016, el entonces secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa le prestó el Palacio de Bellas Artes.
  • Ha habido informes de gobierno en Bellas Artes, los primeros tres de Carlos Salinas de Gortari.
  • Este sexenio hubo algo todavía más lamentable: un evento de los fanáticos de la secta Luz del Mundo, al que asistió uno de los próceres de la 4T, Martí Batres.
  • Y bueno, cada que se muere un famoso exige su funeral en Bellas Artes.

2.- La razón más importante de la pérdida de prestigio del Palacio de Bellas Artes: Felipe Calderón echó a perder el bellísimo teatro con una fallida remodelación en 2011 que arruinó la acústica; lo más jodido fue que quienes hicieron las obras se robaron decorados y adornos con valor histórico.

Hay un dato del pasado que debe conocer muy bien Andrés Manuel López Obrador, el único presidente historiador que hemos tenido (Enrique Krauze dixit): Bellas Artes nació con un terrible pecado original: haber demolido el Gran Teatro Nacional de México.

Las columnas más leídas de hoy

Si Porfirio Díaz no hubiera cometido tan espantoso crimen cultural, el Gran Teatro Nacional habría aparecido en la lista de los más impresionantes teatros de El País.

Claro está, sin Mijares, sin la fallida remodelación de Calderón, sin Juanga, sin los informes de Salinas, etcétera, Bellas Artes —simbólicamente inaugurado, en 1919, por el legendario Caruso— habría salido en esa lista.

La SCJN, Andrés Manuel y Claudia

Una vez que se determine si es constitucional o no el plan b electoral de AMLO, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendría que declarar inconstitucional lo siguiente: (i) los conciertos populares y eventos no musicales en Bellas Artes y (ii) la austeridad que impide la programación de grandes festivales de ópera, música clásica y danza.

Después de ello —o de plano sin intervención de la corte—, el presidente López Obrador debería enviar una iniciativa legal para prohibir otros Mijares en Bellas Artes y, además, para incrementar el presupuesto destinado a los grandes eventos. Ya sería responsabilidad de la corcholata líder en las encuestas, Claudia Sheinbaum, garantizar a partir de 2024 que no habrá más tonterías en nuestro principal teatro y que sí se trabajará para ponerlo a la altura de los mejores del mundo.