En plena exhibición de atrocidades vía redes sociales del genocidio llevado a cabo por fuerzas israelíes en Gaza y territorios aledaños, el ataque abiertamente terrorista que hicieron mediante aparatos de comunicación en el Líbano y en Siria es otro escaño más bajo en el descenso a los infiernos del Estado colonial sionista.
No existe ninguna manera en que el gobierno autoritario de Israel no supiera que los principales usuarios de aparatos como los “localizadores”, populares hace un par de décadas y todavía en uso en algunos sectores, son principalmente los médicos, rescatistas y servicios de emergencia.
Tampoco desconocen que en muchos casos, estos aparatos principalmente de la marca Motorola y ensamblados en Taiwán, están al alcance de mujeres y niños, en general, de poblaciones civiles que nada tienen que ver con la campaña de exterminio de Israel contra Hezbollah y otros grupos armados.
Caso aparte merece el destacar los festejos grotescos celebrando este acto terrorista, incluyendo el de la CEO de Twitter “X”, Linda Yaccarino.
La realidad es que, como suelen hacerlo los Estados al borde de colapso, este ataque que viola todas las leyes y códigos terminará por ser un balazo en el pie a ellos mismos.
Difícilmente las personas que se enteraron de este ataque volverán a confiar en los aparatos hechos en Taiwán, Estados Unidos e Israel y los beneficiados serán los productos manufacturados en China, más baratos y avanzados, principalmente los manufacturados por la multisancionada empresa Huawei.