Pues así parece, que por más que trata, Boeing no levanta cabeza; y es que no termina de salir de uno, cuando ya está dentro de otro lío, o en varios líos más. Ahora entiendo por qué prefirió poner “los pies en polvorosa” el anterior CEO de la fabricante de aviones norteamericana, Dave Calhoun.

Para esto necesitamos hacer una rápida recapitulación de la historia reciente de Boeing, cuya caída al abismo se hizo evidente a raíz de los dos accidentes fatales que tuvo con sus modelos Boeing 737MAX, en 2018 y 2019.

Boeing llegó muy debilitada a la pandemia de Covid-19. Y su crisis por la falta de procesos internos de control de calidad, se destapó más pronto que tarde, y aunque después de la pandemia parecía que iba a recuperarse, jamás esperó que en enero del 2024, un avión de Alaska Airlines le diera la puntilla a sus planes.

Y es que la puerta/tapón de un equipo Boeing 737MAX que salió “disparada” en la fase de despegue, orilló a las autoridades aeronáuticas estadounidenses a revisar con lupa los procesos de fabricación de las aeronaves, pues no iban a permitir que ocurriese otro fatídico accidente de la fabricante de aviones más importante de los Estados Unidos de América.

A esto debemos sumar el cambio de CEO: de Dave Calhoun a Robert KellyOrtberg, a quien le tocó lidiar con una huelga de 54 días, que aproximadamente tuvo un costo para Boeing de más de 10 mil millones de dólares.

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Todo lo anterior, lo sabemos, ha traído un gran rezago en las entregas de los equipos a las líneas aéreas, y uno de los más molestos es el CEO de Emirates, Tim Clark.

La armadora no ha logrado que el avión modelo Boeing 777X entre en servicio; la fabricante espera que la aeronave levante el vuelo para el 2026, así lo confirmó el propio CEO de Boeing, Kelly Ortberg, al hablar sobre este nuevo modelo de aeronave.

Se tenía previsto que el avión viera la luz en el 2020, pero no fue posible, entre otras cosas por la pandemia de Covid-19, y por la crisis de credibilidad que tuvo que enfrentar Boeing por los dos accidentes fatales. Pero después cuando se pensaba que ya estaba listo, una nueva andanada de cuestionamientos y dudas hizo que se retrasara la puesta en marcha de la aeronave en cuestión.

Hay que decirlo fuerte y claro, las proyecciones de crecimiento que tiene Emirates, apuestan por aviones de gran tamaño, pero que generen grandes ahorros de combustible; el B777X está pensado para competir contra el modelo de Airbus, el A380.

El B777X tiene capacidad para transportar más de 400 pasajeros y ahorrar hasta un 10% de combustible, así como generar un 10% menos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); y por si fuese poco, también promete que tendrán un ahorro del 10% en sus costos operativos.

¡Una chulada, pues!, pero por el momento Emirates ha tenido que conformarse con incorporar a su flota aviones A350, de la fabricante francesa Airbus, que tienen una capacidad de 334 pasajeros. El problema del A380 es que hay aeropuertos que no están preparados para recibir a un aviones con sus dimensiones tan colosales.

Tim Clarke declaró al medio Reuters: “Espero que con los 21 mil millones de dólares que acaban de inyectar en la empresa y el fin de la huelga, estén trabajando ahora en los próximos meses para decidir qué van a hacer.

Estamos siguiendo esto muy de cerca, Emirates ha tenido que hacer modificaciones importantes y extremadamente costosas en nuestros planes de flota como resultado de los múltiples incumplimientos contractuales de Boeing, dada la situación actual, no veo cómo pueden hacer proyecciones realistas sobre las fechas de entrega”

Para estas fechas Emirates ya debería tener en funcionamiento 85 aviones modelo B777X. Hago un comparativo, para una mayor claridad en las cifras: Viva, la aerolínea de bajo costo de nuestro país, que este 30 de noviembre recién cumplió 18 años, tiene una flota 88 aviones en total.

A pesar de que Emirates tiene actualmente 258 aeronaves operando, el retraso de estos 85 equipos que “le debe” Boeing trae serias consecuencias en la planeación de la aerolínea; por eso entiendo perfectamente la frustración de Clark sobre los retrasos en las entregas de las aeronaves. La presión lo ha hecho rematar sus declaraciones con el medio Reuters con una frase contundente: “somos expansionistas y nos han cortado las alas”.

Si lo anterior fuera “pecata minuta”, ahora Boeing se enfrenta -de nueva cuenta- a la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés), quien pone el dedo en la llaga por “fallos” en los spoilers de los aviones B737MAX.

Los spoilers son unos alerones que están sobre el ala del avión, y es que después de realizar una inspección, la FAA ha emitido una nueva “Directiva de Aeronavegabilidad (AD)”, al hallar que en ciertos aviones modelo B737MAX, se colocaron de manera incorrecta los cables de control de alerón (spoiler), lo cual produce un movimiento de “deslizamiento” durante la fase del vuelo, que podría provocar un “accidente”.

De no solucionarse la incorrecta instalación del cableado, podría provocar la pérdida de control de la aeronave. En efecto, seguimos hablamos de los pobres procesos para tener altos estándares de control de calidad en la fabricación de los aviones.

La investigación de la FAA arroja que el spoiler revisado se quedó atascado durante el vuelo en una posición totalmente desplegada, lo que compromete de manera significativa la capacidad de control de vuelo, y no fue un caso aislado, pues varios de los alerones se quedaron atascados solo en una de las alas.

Para corregir esta falla, Boeing tiene hasta enero del 2025, y las aeronaves comprometidas son:

  • B737-8
  • B737-9
  • B737-8200 (MAX)

Según el boletín “737-27A1325 RB”, emitido por la FAA, por lo menos son 207 aeronaves las afectadas dentro del territorio estadounidense. El costo de las reparaciones se calcula entre 170 y 425 dólares por cada aeronave, dependiendo de cada caso.

Por lo tanto no resulta para nada extraño que el nuevo CEO de Boeing haya tomado la decisión de dejar en tierra la flota de aviones “corporativos” (privados, pues), para uso de sus ejecutivos, y al contrario, la nueva normativa es que los directivos viajen en las aerolíneas comerciales en clase turista.

Hasta antes de su llegada, 19 altos funcionarios de Boeing tenían a su disposición una flota de dos aviones B737 y cinco aeronaves Bombardier “Challenger 650″, que en realidad son jets privados.

Aunada a esta nueva política entre los directivos de la compañía norteamericana, en días recientes Boeing anunció despidos, según lo informa la cadena Telemundo: “Estamos ajustando nuestros niveles de fuerza laboral para alinearlos con nuestra realidad financiera y un conjunto más específico de prioridades. Estamos comprometidos a garantizar que nuestros empleados tengan apoyo durante este momento difícil”, dijo Boyan Novakov, jefe de comunicación.

Estos despidos comenzarán a mediados de enero del año próximo, y se suman a los recortes de personal previos que ya había anunciado Boeing durante la huelga de sus trabajadores.

Así las cosas con la fabricante de aviones norteamericana, que antes fuese motivo de orgullo y que ahora por más que lo intenta, no logra levantar cabeza. No hace falta que lo diga, ustedes ya lo saben, seguiremos al pendiente de esta trama.