IRREVERENTE
Invertir o arriesgar, he ahí el dilema
Les platico:
En estos momentos, El Salvador presenta ese dilema, y yo antepondría una 3ª variante: primero explorar yendo al mismo país.
Corredores de bienes raíces salvadoreños se “desgañitan” ofertando propiedades de ensueño frente a playas hermosas a precios que difícilmente alcanzarían para comprar un pequeño departamento en San Pedro Garza García, el otrora municipio modelo de México y América Latina, antes de que apareciera el alcalde Miguel Treviño de Hoyos, el demoledor de confianza, seguridad y calidad de vida de los sufridos sampetrinos que votaron por él, para los que no y también para los arrepentidos de haberlo hecho.
Con una población de 6 millones 600 mil habitantes, El Salvador sigue siendo una de las naciones más pobres del mundo.
Su PIB per cápita es de 3,900 dólares y ocupa el puesto 116 entre la lista de 196 del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, BM, FMI y OCDE, para los amigos.
El factor Bukele
Las revolucionarias medidas tomadas por su joven presidente Nayib Bukele Ortez (42 años) desde que llegó al poder el 1 de junio del año 2019, han puesto en la mira de inversionistas extranjeros a su pequeño país de apenas 21,040 Km2.
(Chihuahua tiene una extensión de 247,455 Km2 y México como país, un millón 973,000 Km2.)
Se trata de un empresario proveniente de acaudaladas familias de origen libanés que hicieron su fortuna en el mundo de la industria automotriz.
Personalmente Nayib negoció por su cuenta la concesión de la marca Yamaha y la convirtió en insignia de sus propios negocios.
El partido que lo abanderó para ganar la presidencia se llama Nuevas Ideas y arrasó contra sus contrincantes.
Los maras
El Salvador fue coto de poder de las anteriormente temidas bandas de los “mara salvatrucha”, que situaron a ese país como el más violento del continente americano.
El último informe del gobierno de Bukele refiere que desde el inicio de su mandato han sido encarcelados más de 62,000 maras, muchos de ellos sin juicio previo y sin acusaciones formales.
Para ello fue construido en menos de siete meses el “Centro de Confinamiento del Terrorismo”, con capacidad para albergar a 40,000 prisioneros en condiciones que Amnistía Internacional y otros organismos globales califican de inhumanas.
Pero Bukele y sus ministros justifican sus acciones al mencionar que los delincuentes apresados torturaron, masacraron, violaron y asesinaron a miles de salvadoreños en forma impune.
“Se quejan de solo comen dos veces al día frijoles y tortillas; quieren tres comidas y que les demos pollo, pero cuando tengamos esa posibilidad primero se los daremos a las familias de las víctimas, a los pobres incluso a los animales, y si sobra, a lo mejor a los presos”, ha dicho Bukele en repetidas ocasiones.
Petro lo enfrenta
El presidente colombiano Gustavo Petro lo confrontó recientemente al decir que Bukele gobierna mediante un régimen de excepción prolongado por 10 veces desde hace 11 meses, que permite el allanamiento de cualquier lugar sin orden judicial, por parte de la policía o el ejército.
Petro acusó a su homólogo de violar los derechos humanos más elementales.
Pero el presidente salvadoreño le respondió sugiriéndole que antes de meterse en asuntos que no le competen, bien haría en resolver la situación de violencia que han desatado en Colombia varios grupos armados.
Confrontación de datos
Los números del gobierno de Bukele refieren una disminución a casi cero de homicidios.
Sin embargo, Amnistía Internacional, la OEA e incluso la ONU hablan de que tan solo en las cárceles se han registrado en el último año, 92 muertes y que muchas siguen sin esclarecerse.
¿Necesitamos un Bukele en México?
Muchas personas consideran que México necesita a un Bukele.
Esto es entendible por la frustración que representa ver cómo el crimen organizado, la delincuencia, la violencia, la inseguridad, la falta de acción y la ineficacia de policías y militares aumentan cada día en el País.
De eso no cabe ninguna duda, pero la duda es si México necesita el “factor Bukele” para resolver dicha situación.
Mientras tanto en El Salvador…
El 4 de septiembre del 2021, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de El Salvador emitió una resolución que habilita que los presidentes puedan optar por la reelección inmediata.
Con eso se le dio luz verde a Bukele para un segundo mandato, apenas termine el actual en el 2024.
Esta resolución de la Corte salvadoreña revierte la prohibición de una reelección presidencial durante los 10 años posteriores a dejar el puesto, medida que databa desde el año 2014.
Personalmente creo que con esto, Bukele se metió solito en camisa de once varas ante el escrutinio internacional, que lo tilda ya de querer preservarse en el poder.
Bien pudo haber terminado su mandato de cinco años y maniobrar para dejar como su sucesor a alguien de su extrema confianza.
Pero la política es el “negocio” más despiadado que existe en la Tierra.
Lo es más que todos los negocios privados de Bukele y de su familia.
Es un oficio implacable e impredecible, donde la traición aparece en cualquier momento.
CAJÓN DEL SASTRE DE PANAMÁ.
“Por esto último -precisamente- creo que Bukele no se quiso arriesgar y por lo tanto, prefirió afrontar el escarnio internacional, para buscar el beneficio de su país, sin soltar la presidencia”, remata la irreverente de mi Gaby.