Toda persona tiene en su interior sentimientos que según su crianza y personalidad podrán manifestarse de maneras diferentes, aunque la mayoría de las veces estas manifestaciones dependen de variables y múltiples factores, lo principal será física, emocional y sentimental, estos tres pueden influir positiva y/o negativamente en las decisiones y por ende la formación del ser humano como persona.

Estamos a fin de año y comienzo de uno nuevo… siempre tenemos los proyectos para comenzar e invariablemente al primer mes olvidamos la lista de ellos… Quizá podamos incluir algunos otros con la esperanza de al menos comenzar con gusto el 2023.

Ser más comprensivo

El ritmo de vida al que estamos siendo sometidos nos lleva a límites insospechados, la tolerancia brilla por su ausencia máxime en días y horas clave, los embotellamientos de tránsito en las grandes urbes suman horas de hastío y por ende liberan torrentes enormes de cortisol que a la postre aumentarán nuestros niveles en la sangre y cerebro llevándonos a ataques de estrés o de ira, ese enojo que se fue acumulando paulatinamente, al tomar conciencia de ello, también pondremos manos a la obra para aminorar no solo su flujo, sino tratar en la mayor medida de evitar caer en situaciones que lo provoquen, recuerda, todo está en la mente, así que si inevitablemente te toca vivir situaciones extenuantes, habrás de ser precavido y armarte de cosas que ayuden a soportar o cambiar tus estados de ánimo.

Al viajar del trabajo, por ejemplo, si tienes tu música favorita, o escuchas buenos podcasts, un buen audio libro, aprovecharás tu tiempo y en tu mente cambiarás el enojo de un viaje aburrido, por el momento donde disfrutas y aprendes algo nuevo.

Ser paciente con los errores ajenos

La paciencia parece ser la virtud más escasa en los últimos tiempos, las épocas cambian, y la nuestra nos ha llevado en una vorágine no solo de emociones, sino también de actividades, tenemos la urgente necesidad de estar siempre con la mente y las manos ocupadas, por ende creemos, desde nuestra perspectiva, que sólo nosotros podemos hacer las cosas bien, rápido y de buen modo; no siempre es así, pero como nos estamos educando en un entorno apresurado, muchas veces esa premura nos lleva a cometer algunos pequeños o grandes errores, lo grave es cuando le sucede a tu subordinado, sí, alguien en un escalón inferior en cualquiera de los terrenos, llámese emocional o laboral; si estamos en la punta de la pirámide o un peldaño arriba del descuidado, lo mejor será buscar un poco de paciencia y hacerlo notar de la mejor manera, créeme que una persona a la cual se le señala amablemente su fallo, se comprometerá a corregirlo al instante, a diferencia del humillado o evidenciado a gritos.

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Reconoce tus errores antes de que te los hagan notar

No somos seres infalibles, por más perfeccionistas que seamos o pretendamos serlo, en algún momento sin darnos cuenta un pequeño resbalón se convierte en un gran descalabro, si en algún momento te percatas de que el trabajo, encargo o labor que estás haciendo contiene pequeñas o grandes fallas que a la postre afectarán a un tercero o peor aún, echarán por tierra un proyecto, cualesquiera que este sea, será mejor reconocerlo y declararte incompetente o solicitar la ayuda necesaria, el tiempo te premiará hacer las cosas de esta manera, y tu orgullo herido sanará, no pasa nada…

Busca conversaciones agradables y recuerda, no siempre puedes o debes tener la razón.

No hay nada más molesto que ver entrar a una habitación o lugar, al absolutista y sabelotodo, en las reuniones de trabajo y/o familiares no falta quien pretende siempre llevar las conversaciones a terrenos conocidos, con el afán de presumir logros casi siempre humillando a otros; no seas esa persona que exuda repelente de humanos, las grandes estrategias para lograr afianzar buenas relaciones incluyen escuchar antes de opinar, la mayoría de las veces se obtienen mejores ganancias, en cuanto a sumar amigos y recabar información.

Evitar las críticas infundadas y despiadadas

Y sí, siempre existirá en nuestro entorno el clásico “burlón”, que jamás se fija en los propios defectos, pero busca hasta los más recónditos de su entorno, esta persona es la clásica que al verte con un fabuloso vestido o traje, lanzará el comentario mordaz , donde evidenciara tus estados financieros, tu peso corporal, tu falta de estilo y hasta el aroma de tu cuerpo… nunca falta en cada reunión, así que en cada momento y lugar tu encomienda será no ser esa persona que muestra su inconformidad con la vida tratando de hacer sentir a los que tiene cerca.

Corrige con humildad

Lo mencionamos en el punto número dos; nada es más sano para cualquier relación que corregir con humildad a los demás, al hacerlo abres un abanico de posibilidades, pero lo mejor, es la posibilidad de estar bien contigo mismo, al hacerlo procura estar a solas con la persona o familiar a corregir, recordemos que evidenciar la falta solo creará rencor o acumulara sentimientos en contra, y la verdad, ¿Qué necesidad tenemos de ser odiados?

La apertura mental será parte fundamental en cada una de las opiniones emitidas

Las épocas cambian, las manipulaciones mediáticas han logrado frutos maduros, en estos momentos las cosas políticamente correctas han cambiado en relación al siglo pasado, por decir; y aun cuando apenas llevamos 22 años de haberlo sobrepasado, parece en nuestro consciente que son cientos de años transcurridos, lo que entonces era “normal” y constante, ha dado giros insospechados, no solo hablando de lenguajes llamados inclusivos, en todos los aspectos los seres humanos estamos en una evolución a todas luces espasmódica y vertiginosa, las palabras tienen peso enorme y las acciones mucho más, por eso buscaremos la justa medida a nuestras palabras y actos, no hay necesidad de hacer sentir al otro inferior o fuera de lugar, de nosotros depende.

Busca amor, cariño y comprensión, siempre habrá otro buscando algo similar

Al igual que las formas de pensar están variando constantemente, las formas de amar parecen devaluarse a cada instante, y me he permitido la palabra devaluarse, porque desde mi humilde óptica, el amor para muchos ha pasado a un término segundo o tercero, sino es que más abajo… para algunos incluso dejó de existir, el amor pensado como desde cientos de años atrás nos marcan los libros, los poetas y los amantes, implica un compromiso, compromiso grande que ya pocos están dispuestos a enfrentar, pero tal como decía mi abuela, ”nunca falta un roto para un descocido”; y entonces partiendo de esa premisa y promesa, alguien habrá que sea afín a tus gustos y necesidades, es bien sabido que los humanos estamos mejor entre y al calor de otros iguales.

Y ya por último y para cerrar esta columna…

Nunca pierdas la esperanza que todo puede ser mejor

Tal vez te suenen huecas estas palabras, pero si lo analizas a fondo; te darás cuenta que la evolución de la raza humana continúa porque hay quienes no hemos perdido la esperanza que TODO, se puede mejorar, arreglar, componer o reparar. ¿Qué habría pasado si después de las guerras en cada espacio del planeta sus pobladores se hubieran dado por vencidos y no hubieran reconstruido? ¿Qué habría pasado si los descubridores de vestigios arqueológicos se hubieran dado por vencidos ante la primera tumba vacía? ¿Qué hubiera pasado si al intento de volar el primer avión y ver los fallos se hubiera acabado la esperanza de lograrlo? Lo mismo en el mundo de la medicina, el descubrimiento de nuevas estrellas, la internet, el arte…

Todo tiene un proceso, todo es perfectible y para lograrlo se necesita la esperanza y la ilusión de que la próxima vez será mejor… Así que ánimo y a fijar metas grandes, a poner esfuerzo y esperanza para lograr lo mejor.

Feliz 2023.